martes, 16 de julio de 2013

Ana Vega, una voz llena de vida

 «Piensa todos los días en la muerte– decía Rafael Barrett–, y tu obra resplandecerá de vida.» Y la escritora Ana Vega, en  El cuaderno griego, habla del dolor, del silencio,  del «no muerto», ese cadáver vivo que respira en la oscuridad, oxidándose hasta perderse para al final encontrarse a sí mismo, para descubrir su propio yo, su propio camino. Ana Vega conoce la noche que nos habita, reflexiona sobre el mundo de forma tan íntima que nos identificamos con sus pensamientos. Ha vuelto de la soledad, para contarnos que a veces es necesario «volver al dolor. Lo conocido.» Ana Vega nos confiesa cómo es la oscuridad, cómo es sentirse solo, cómo «sobrevivirnos».
Ana Vega nació en Oviedo, el año 1977. Es poeta, narradora y crítica literaria. Entre sus libros podemos citar El cuaderno griego (2008), Realidad paralela (2011), La edad de los lagartos (2011), Llanquihue (2012), Herrumbre (2012). Ha obtenido el Accésit del XXVI Premio Nacional de Poesía «Hernán Esquío» 2008 y ha sido galardonada con el Premio de la Crítica de las Letras Asturianas 2011.
La conocí en un taller literario en la que enseñaba poesía. Ella me hizo descubrir a Hugo Mujica, me habló Cortázar, de Emilio Pacheco, y de otros grandes poetas. Fue la primera poeta asturiana que leí.
Ana Vega tiene unos versos cuyo silencio dice todo: «Si me rescatas / del frío / prometo / abandonar el invierno / para siempre.» En sus poemas encontramos, a veces, versos de una sola palabra, suficiente para hacernos sentir humanos, suficiente para decirnos lo importante.
Ana Vega es sobre todo una buena lectora de poemas, es un placer oírla recitar. Como dijo Saúl Fernández en el epílogo de El cuaderno griego, «es una delicia que sobrevive todavía». Su voz nos queda en la memoria y calma la fiera de nuestro interior.
Como persona, Ana Vega brilla, y nos ilumina cuando nos regala una sonrisa que muestra la inmensa luz que habita en su interior.

1-   Supongo  que te gusta todo tipo de poesía, pero imagino que habrá algún tipo de poesía que te guste en especial. ¿Nos podrías decir cuál es y por qué?
Me gusta encontrar en los libros que leo cierta verdad, donde reconocerme, aprender, adquirir cierto conocimiento de mi misma y de todo cuanto me rodea, algo que podría aplicar a cualquier tipo de lectura.
2-   ¿Corriges mucho? ¿Cuándo te das cuenta que un poema está listo?
La corrección forma parte de la escritura, incluso de la lectura puesto que quien escribe ya no vuelve a leer del mismo modo, se pierde esa inocencia primera, lees de otro modo, con más atención, con cierta deformación profesional. En cuanto a mis textos, si la publicación no me los «arrancase» de encima, no los daría por acabados jamás. Sigo volviendo a ellos una y otra vez, limpiando, eliminando, exigiendo más y más concentración, más exactitud.
3-   ¿Cómo describirías tu propia poesía? ¿En qué tradición literaria te ubicarías?
No me identifico con tradición alguna, evidentemente todos y todas somos producto de nuestras lecturas, nuestras experiencias y gustos, pero intento buscar siempre un nuevo reto, un nuevo modo de escribir, de afrontar la escritura, de describir, de trasladar a la página en blanco un nuevo universo, indagar siempre más allá, dar un paso más.
4-¿En este mundo de hoy en día crees que la poesía sigue siendo necesaria?
No sabría decir si la poesía es necesaria o si cualquier otra cosa o elemento se podría calificar como necesario, la supervivencia nos dice que todo es prescindible, la realidad reduce lo imprescindible al grado máximo. Desde luego la escritura, lectura, poesía, sigue siendo refugio, vínculo, vehículo de aprendizaje, historia personal de muchos, algo que va conmigo, para mí sí es y sigue siendo necesaria.
5- Has publicado libros de poemas y narrativa, ¿en qué modalidad te sientes más cómoda? ¿Cuál es tu preferida?
Sin duda el relato corto, el género que más admiro, con el que me siento más cómoda y que supone un desafío constante para mí.
6-   Hay un poema tuyo que me gusta mucho. Se titula «Nunca» y he tenido la oportunidad de escucharte leerlo varias veces. Creo que también está en youtube. ¿Te identificas con este poema? ¿Cómo te surgió, qué te llevó a escribirlo? ¿Qué sientes al leerlo?
Identificarse no lo tengo muy claro, llego a identificarme con lo que escribo como algo que he conseguido trasladar del pensamiento a la materia, como algo personal en ese sentido, no como algo vivido como propio, a veces sí o no, escribes y describes lo que reconoces como propio pero no necesariamente como vivido en carne propia, tan sólo te ha alcanzado de algún modo. Ese poema narra la facilidad con que creemos reconocer al otro, de elaborar un esquema o esbozo del cuerpo o ser ajeno y la imposibilidad de este hecho, me gusta pensar en el otro como un misterio imposible de desvelar. Y al contrario, nuestro cuerpo o alma como algo totalmente ajeno al otro en lo más profundo. No recuerdo cómo surgió, casi nunca recuerdo el punto de partida y a veces ni el poema mismo o relato, una vez escritos o publicados pasan a formar parte de material de corrección o bien de algo que ha formado parte de una etapa ya vivida y agotada, me desprendo, en este sentido, de ellos.
7-   ¿Qué piensas de la soledad como compañía?
Me gusta la soledad y me parece una de las compañías más importantes y necesarias, para poder estar al lado de alguien es necesario haber aprendido a estar con nosotros mismos y «sobrevivirnos» de algún modo.
8-   ¿Qué piensas de la métrica, de la rima (consonante y asonante)? ¿Y del verso libre?
Reconozco una incapacidad ante la métrica, puedo aplicar las normas pero el verso se ahoga, en mi caso, no respira, se nota la presión y el artificio. Admiro a los escritores que dominan todo registro.
9-   ¿Has leído alguna vez la obra de algún escritor paraguayo?
Desconozco la literatura de Paraguay, pero me gustaría conocerla más a fondo, muchos libros por leer, voces por descubrir, lecturas…
10- Has publicado libros de poesía, de microrrelatos. ¿Alguna vez piensas publicar una novela?
No pienso tanto en lo que me gustaría publicar como en lo que me gustaría escribir, escribir una novela era un reto pendiente que por fin he llevado a cabo, la novela ya ha sido escrito, por tanto, mi reto conmigo misma, logrado.
11- ¿Tienes algún libro de cabecera? ¿Qué libros te han impactado más a lo largo tu vida?
Tengo muchos libros de cabecera, los libros de cabecera coinciden con los libros que más me han sorprendido, M. Duras, Flannery O’Connor, Camus, Cortázar... En cuanto a títulos, serían muchos para añadir aquí. Un libro especial para mí, por muchas razones, es El Amante, de M. Duras.
12- ¿Cuánto hay de autobiográfico en su obra literaria, sobre todo en tu poesía?
Nada y todo. Nada en cuanto a que nada habla de mí, y todo en cuanto a que todo habla de mí también, no de un modo autobiográfico estricto sino una especie de autobiografía sentimental o reflexiva de todo cuanto me rodea.
13- En el libro Llanquihue, uno de tus microrrelatos se titula «Amigas» y dice: «Ella dijo: soy tu mejor amiga. La otra, respondió: puedes traicionarme ahora o dejarlo para más tarde, es lo mismo.» Y ahora te pregunto: ¿Qué significa para ti la amistad? ¿Te ha traicionado alguna vez algún amigo?
No sabría elaborar una definición clara de la amistad. Hace unos años habría respondido sin duda de otro modo, puedo decir que mi concepto de la amistad ha cambiado, antes diría con total convencimiento «creo en la amistad y en el amor», ahora no puedo decir esto sin cierto escepticismo. Creo en lo que veo, poco o nada más, creo en la amistad infinita que he visto y sentido en mí y a mi alrededor, ídem con el amor. Más allá de eso no creo en nada. La amistad al igual que muchas otras cosas es básicamente respeto, lealtad, sinceridad, honestidad e integridad. En cuanto a la traición, no creo tanto en la traición como en la decepción y la decepción no deja de ser algo subjetivo pues parte de nuestra propia percepción y la diferencia del otro. A veces perdemos la capacidad incluso para ser decepcionados, quizá sea el producto del paso del tiempo, para bien y para mal.
14- Aparte de dedicarte a escribir y a otras muchas ocupaciones laborales, también te dedicas a colaborar con organizaciones como Asturias Acoge, asociaciones que ayudan a personas desfavorecidas, inmigrantes, parados, etc. ¿Crees que es fundamental ayudar a la clase más necesitadas? ¿Cómo se puede ser solidario hoy en día cuando todo el mundo parece estar necesitando ayuda?
Creo que podemos ayudar al otro en cualquier momento, no es necesario colaborar con entidad alguna o luchar por las grandes causas, si cada uno de nosotros siguiese unos parámetros mínimos de humanidad cada día con todo su entorno, de manera automática, cual dominó, esto se traduciría en un importante cambio. La solidaridad comienza con quien tenemos más cerca. De nada sirve ser solidario si no sabes tender tu mano hacia quien gime a tu lado.




jueves, 11 de julio de 2013

Lectura en el parque

En el parque San Francisco, en un banco cualquiera, leo a Don Juan Manuel. Algunas historias de Patronio me recuerdan a las fábulas de Esopo. Descubro que hay una historia que podría haber inspirado a Calderón aquella décima que decía: Cuentan de un sabio que un día… La idea del libro es que la mejor manera de enseñar es a través de los ejemplos. He aprendido a concentrarme, a leer al aire libre. Nada me distrae. Ni siquiera el barullo de los niños. Al contrario, sus risas me hacen sentir bien. Doy una vuelta por el parque donde en verano todo es verde mire por donde mire. Regreso a casa y mi mente se queda en verde.

lunes, 8 de julio de 2013

José Luis Sevillano, el poeta de la victoria

Después de leer los poemas de José Luis Sevillano (Oviedo, 1979),  descubrimos  a un buen discípulo de los grandes poetas que poco a poco se va convirtiendo en un maestro. Su primer libro, La victoria en la derrota, fue ganador del I Premio de Poesía de la Universidad de Oviedo en el 2011.
Sevillano se fuma las palabras, los versos, los libros…porque sabe que todo en la vida es humo. Como los poetas románticos, mira con desdén el momento actual: “No espero nada bueno del presente”. Por eso canta a Baco, mientras se bebe un sorbo de vino, porque “puede que en este mundo unas horas felices / sean todo lo que nos queda”.
Cada noche, con la pipa en la mano, evoca a sus fantasmas, que son también humo del pasado. Charla con ellos irónicamente sobre la muerte, el paso del tiempo, el amor y, sobre todo, el olvido, la paz que todos ansiamos alcanzar.
Parafraseando unos versos suyos, podríamos decir que en los  poemas de José Luis Sevillano "habita un no sé qué" que bien sabe él. Y por eso le hemos formulado unas preguntas, a las que él amablemente ha accedido a responder.

1.       Además de formar parte del último verso de tu libro, que parece un brindis, ¿qué significado tiene para ti el título La victoria en la derrota?

Supongo que encontrar algo positivo de las derrotas de las vida. Tardé más de cinco años en escribir el libro, pero desde un primer momento —justo en el instante que escribí ese último verso— sabía que así se iba a titular el poemario, porque ese verso encerraba el significado de todo lo que quería decir.

2.       En tus poemas creo descubrir una actitud negativa hacia el presente. ¿A qué se debe?

Los años de composición no fueron los mejores de mi vida, precisamente. En cierto modo, siempre me he sentido incómodo con el tiempo que me ha tocado vivir, como si no formara parte o no encajara en esta época. 

3.       ¿Tienes algún recuerdo de la niñez que a veces confundas con algún sueño?

No, la verdad. Tengo buena memoria y guardo muy gratos recuerdos de mi niñez y, sobre todo, de la adolescencia. Creo que fui el adolescente más feliz del mundo, y es precisamente de estos años de lo que estoy tratando de escribir ahora.

4.       ¿Cómo te surgen los poemas? ¿A qué hora sueles ponerte a escribir?

Las ideas me surgen en el momento más inesperado; puede ser viendo una película, escuchando una canción, dando un paseo o mirando por la ventana a los transeúntes; no existe un momento o una situación exacta, es aleatorio. Eso sí, escribir, suelo escribir de noche, cuando tengo las ideas más reposadas y la casa está en silencio. Necesito silencio para escribir: es lo único que requiero.

5.       Muchos escritores creen que existe un momento en que la inspiración fluye como por arte de magia. ¿Crees en la musa? ¿O la inspiración te viene cuando tú quieres?

Si existen las musas… yo  o no las conozco o no me quieren ver ni en pintura. Solo creo en el trabajo, en la corrección y en el asesoramiento de los amigos poetas. Cuando escribo tengo la mesa repleta de libros (diccionarios y gramáticas, sobre todo). Creo que la figura que representa mi forma de escribir es la de Berceo: sentado en el scriptorium, rodeado de libros. La diferencia con don Gonzalo, es que yo acostumbro a acompañar el instante con una copa  y un buen tabaco inglés.

6.       Encontramos variaciones de poemas de otros poetas. ¿Es un homenaje a tus poetas preferidos?

No del todo. Siempre digo que mis mejores poemas los han escrito otros. Estas variaciones son de poemas que podrían encajar, por el tema, en mi libro, pero que he variado ofreciendo un nuevo tono y dándoles mi sello, mi interpretación, mi estilo. Suelen ser de poetas que me gustan como son los casos de Francisco Bejarano y, sobre todo, Julio Martínez Mesanza: posiblemente el poeta actual que más disfruto leyendo. De Bejarano me identifico con su pesimismo y desencanto; de Mesanza, con su endecasílabo blanco y su filosofía moral.

7.       El poema “Olimpia” es un homenaje al deporte y nos recuerda a Píndaro. Muchos piensan que poesía y deporte resultan hoy incompatibles. ¿Tú qué crees?

Creo que el deporte y el arte no son incompatibles. De hecho considero a algunos deportistas más artistas que muchos pintores, escultores y escritores de esta época. ¿O acaso no era una obra de arte un ejercicio de asimétricas de Nadia Comaneci, la zancada kilométrica de Gebrselassie, un tirabuzón imposible de Louganis o la elegancia del revés de Roger Federer?  Estos deportistas han contribuido más a la poesía que la mayoría de los poetas contemporáneos.

8.       El tema del paso del tiempo y de la muerte forma parte de la mayoría de tus poemas, como  “La agonía de un suicida”, “La dama nocturna”, “Decrepitud” y otros. ¿A qué se debe?

Supongo a que paso demasiado tiempo perdiendo el tiempo y esto me hace pensar en cómo pasa el tiempo. ¿La muerte? Por desgracia el ser humano no es consciente de los dos acontecimientos más importantes de su vida: el nacimiento y la muerte. Yo ya me he perdido el primero, espero estar consciente en el segundo.

9.       Borges escribió a partir de un sueño algunos poemas. ¿Alguna vez has escrito un poema a partir de un sueño?

No, pero sí aparecen imágenes en mis poemas que han surgido de sueños.

10.   En una excelente reseña sobre  La victoria en la derrota (Clarín, 96, pp. 72), Rodrigo Olay te describe como “un poeta verdadero, lento y riguroso, dedicado a la labor absoluta de escribir cinco o seis buenos poemas los buenos años”. ¿A qué se debe ese rigor? ¿Corriges y desechas muchos poemas?

Creo que el rigor debe ser la primera cualidad de un poeta. El mundo está lleno de obras artísticas, ¿para qué más? Prefiero a los escritores que publican poco y bien a los que sufren un desenfreno editorial. Estos últimos, por sí mismos, suelen  estropear su propia obra con escritos que mejor estarían en una cadena de una fábrica de reciclado.
Desecho pocos poemas, más que nada porque escribo bien pocos. Eso sí, los corrijo bastante.

11.   ¿Cuándo tendremos otro libro tuyo?

Hace más de un año que no escribo un poema, así que me temo que habrá que esperar unos cuantos años hasta tener un libro.

12.   Un poeta, ¿debe ser un crítico de sus poemas esencialmente?

Un poeta debe ser un lector crítico; dime lo que lees y te diré lo que escribes.

13.   Este año has hecho prácticas como profesor en un Instituto. ¿Cuál fue tu primera impresión como profesor? ¿Y qué autor preferirías explicar a tus alumnos?

Lo primero que noté fue la enorme responsabilidad que tiene un profesor en el aula. Los alumnos están indefensos ante las barbaridades que puede decir un profesor. No es como estar en una cafetería en la que puedes despacharte a gusto con este o este otro autor. No, en el aula tienes la responsabilidad, tanto ética como moral, de enseñar bajo un criterio razonado. No se puede enseñar el autor que a uno le gusta porque sí, hay que enseñar a los mejores, nos gusten o no.

14.   ¿Crees que el trabajo de profesor beneficia al poeta?

Más que el trabajo de profesor de Lengua y literatura lo que beneficia es formación universitaria, aunque a algunos no les haya beneficiado en absoluto.

15.   Tienes una oda dedicado a Juan Luis Panero. ¿Qué libro de este autor le recomendarías a los que recién van a conocer su obra?

No me gusta recomendar libros, a no ser que conozca a la persona y pueda, a través de sus gustos, acertar con el libro adecuado. De todos modos, con la poesía tienes la facilidad de saber enseguida si un libro te va a gustar o no, con leer un par de poemas ya se sabe. Una antología es lo ideal para adentrarse en un poeta.

16.   ¿Qué consejo daría a los poetas que están empezando a escribir?

Parafraseando unos versos de Juan Antonio González Iglesias que los sacó (dándole la vuelta al sentido) del anuncio de la colonia Hugo de los 90, “Don´t innovate. Imitate”.

martes, 2 de julio de 2013

José Luis García Martín, animador y desanimador literario

 Antes de conocer personalmente a José Luis García Martín, ya le iba conociendo a través de la lectura de sus poemas, de sus reseñas, de sus diarios (publicados los domingos en La Nueva España). Más tarde, invitado por José Ángel Gayol, me acercaría a la Tertulia Oliver que García Martín presidía los viernes por la tarde en un café, hoy día cerrado, de la calle el Rosal. Desde aquél entonces, no pararía yo de asistir a sus tertulias, eran ya para mí un nuevo hogar. Uno aprende mucho con José Luis García Martín.  Es un gran maestro para todos los que nos acercamos a escucharle. Con él se puede hablar casi de todo, hasta de fútbol.
José Luis García Martín, nació en Aldeanueva del Camino, Cáceres, el año 1950. Es poeta, crítico literario, diarista, editor, profesor de la Universidad de Oviedo y director de Clarín. Revista de nueva literatura. Y forma parte del jurado del Premio Príncipe de Asturias de las Letras.
Aunque es extremeño, de niño se trasladó con sus padres a Asturias para residir en Avilés. Años después se trasladaría a Oviedo, donde actualmente vive, trabaja y realiza toda su labor literaria.
Es un autor muy prolífico y uno de los críticos más respetados en España. Entre sus libros más recientes, podemos citar: Mudanza (2004), La aventura  (2011), Arena y nada. Poemas de vario tiempo y lugar (2011). En narrativa Las noches de verano (2011) y Enigmas con jardín (2012), entre otros.
En una de sus tertulias le había escuchado decir: “En literatura, como en cualquier otra actividad, todo lo que no es necesario estorba”. Tenía razón con este aforismo. Muchas veces me he preguntado qué sería de la literatura sin JLGM (como le gusta firmar), y de él sin la literatura. Sin duda alguna, hacen una muy buena pareja.

1- Eres crítico literario y poeta. ¿Crees que hay alguna dificultad en ser ambas cosas?

No sé si hay alguna dificultad. Sé que escribir reseñas, prólogos, participar como jurado en premios literarios, actividades todas ellas propias de los críticos, es algo que suelen hacer casi todos los poetas. La dificultad me parece que está en ser buen crítico o buen poeta, tanto si ambas actividades se dan en una misma persona como si no.

2- ¿Se puede ser un buen poeta y  un mal crítico literario?

Por supuesto. Pero resulta más frecuente que los malos críticos literarios, si además son poetas, sean malos poetas.

3- ¿Recuerdas a qué edad empezaste a escribir poemas?

Me imagino que a los trece o catorce años, cuando comencé a estudiar literatura en cuarto de bachillerato. Fui un lector precoz, pero no un poeta precoz. Recuerdo que el primer poema lo publiqué en la revista del instituto Carreño Miranda a los diecisiete años. Un compañero de entonces, al que me encontré años después, se lo sabía de memoria y me lo recitó. Era un villancico y decía más o menos así:
Lluvia fina, breve,
con alma de nieve.
Lluvia en los caminos,
desiertos, perdidos.
Lluvia por las calles,
desiertas, sin nadie.
En los campos lluvia,
lluvia y soledad.
En los campos lluvia,
lluvia en la ciudad.
Navidad.
Se ve que el tiempo de entonces en Asturias era muy parecido al de ahora.

4 - Para escribir buena literatura ¿es necesario tener mucha experiencia en la vida o solo es necesario devorar libros?

Son necesarias ambas cosas. Hace falta haber vivido y haber leído (no confundir con “haber bebido”).

5-  Hay una pregunta que has hecho a otros poetas en el libro Las voces y lo ecos, y que me gustaría hacerte a ti: « ¿Qué autores consideras que han influido más decisivamente en tu formación literaria? Con otras palabras, ¿en qué tradición poética te parece que se inserta tu obra?»

Supongo que el que más ha influido es Antonio Machado, el primero cuya poesía leí completa.  Todavía conservo el ejemplar de la colección Austral que compré a los catorce o quince años. Creo que se trata del primer libro de literatura adulta que compré con mi dinero. Luego están los clásicos españoles, especialmente Fray Luis de León y Quevedo. Y también Fernando Pessoa, leído algo más tarde. Y tantos otros.

6- La tertulia Oliver se realiza los viernes, lleva años. A ella va todo tipo de gente. Algunos la frecuentan durante un tiempo  y luego dejan de ir. ¿Crees que cuando uno deja de ir a la tertulia se aleja de la literatura? ¿Te sientes un animador literario?

Sí, tertulia lleva ya bastantes años. Comenzamos a reunirnos allá por 1980, cuando el mundo era otro y la mayoría de los contertulios actuales no habían nacido. Ha pasado mucha gente por ella y bastantes de ellos son poetas que tienen un sitio en la poesía española contemporánea: Víctor Botas, Xuan Bello, Lorenzo Oliván, José Luis Piquero, Pelayo Fueyo, Javier Almuzara, Silvia Ugidos, Marcos Tramón, Martín López-Vega… No todos los que se alejan de la tertulia es porque se alejen de la literatura. Unos lo hacen porque cambian de residencia y otros porque cambian de estado civil. Y algunos porque se cansan de mí, que hasta el momento soy lo único que no cambia.

7- Tengo entendido que los premios literarios para ti no son importantes, pero ¿te gustaría o crees que podrías algún día ganar el premio Cervantes?

No, no creo que lo pueda ganar algún día. No me veo yo de vieja gloria venerable. Yo he dicho más de una vez que me gustaría merecer todos los premios (soy así de vanidosamente ambicioso) y no ganar ninguno. Lo primero lo tengo difícil, pero lo segundo creo que, con un poco de esfuerzo y algo de suerte, voy a conseguirlo.

8- ¿Cómo describirías a Pablo Neruda y a Jorge Luis Borges, dos poetas contemporáneos que parecen opuestos? ¿Qué crees que tienen en común?

Tienen en común lo más importante: ser grandes poetas.  Yo admiro a ambos, pero de Neruda me quedo con el diez por ciento de lo que escribió, mientras que de Borges lo aprovecho todo.

9- Alguna vez he leído, no sé si en tu diario o en algún artículo tuyo, que no te gusta leer novelas. ¿Es cierto? ¿A qué crees que se debe?

Con las novelas he disfrutado mucho, desde aquella lectura absorbente de Dos años de vacaciones, de Julio Verne, la primera novela que me entusiasmó, hasta Proust o Simenon. Le tengo mucho cariño a Stendhal y a Galdós, a Tolstoi y a Eça de Queiros y a muchos otros (y a alguna otra) que me dieron tantas horas tan felices. Pero últimamente las novelas me aburren cada vez más. Incluso las novelas negras que antes leía con tanto gusto. Ahora prefiero esperar a que hagan la película. Las novelas de entretenimiento no me entretienen y las otras me parece que están sobrevaloradas. Bueno, también hablo siempre mal de las novelas porque es el género porque el más apuestan los editores y los críticos y a mí me gusta llevar la contraria.

10- Sabemos que eres un aventurero, un gran viajero que escribe en su diario sobre todo aquello que descubre. Has visitado muchos países y ciudades, y algunos de Latinoamérica. Pero Paraguay no, ¿alguna vez tiene prevista hacerlo? Creo que tendrías mucho que contar sobre ese país, ¿te gustaría visitarlo?  

Si piensas que soy un gran aventurero es que me conoces poco. Soy la persona más rutinaria del mundo. Lo que ocurre es que pienso que las ciudades pequeñas hacen las mentes pequeñas y yo siempre he vivido en una ciudad pequeña. De vez en cuando me doy una vuelta fuera para evitar ese efecto de provincianismo. Pero lo que más me gusta es volver. Y hacer lo mismo todos los días. Por supuesto que me gustaría visitar Paraguay y espero encontrar en algún momento un pretexto para hacerlo.

11- ¿Alguna recomendación para los que empiezan a escribir poesía?

Que lean cien poemas de otros tantos grandes poetas antes de escribir uno propio. Y que rompan mucho (o que den a la tecla de borrar sin piedad alguna por sus ocurrencia versificadas). Una buena norma es eliminar nueve por cada diez que escriban (aunque, en algunos casos, mejor sería que la aplicaran al revés: que borraran diez por cada nueve que escribieran). Yo creo (aunque estas son cosas que no se deben decir en público) que al joven poeta (lo mismo que al que ya no es joven) no hay que ponerle las cosas fáciles. Poetas siempre ha habido demasiados. Lo que suele escasear es la poesía. Poner obstáculos es lo más pedagógico y beneficioso socialmente que se pueda hacer. Para que solo persistan los mejores y el resto se dedique a otras actividades menos enfadosas. Lo malo es que los que persisten, inasequibles a cualquier desaliento, solemos ser los peores.