– Te quiero preguntar otra cosa, Cristóbal...
– Mejor que duermas –le contestó él.
– No tengo sueño.
– Mañana nos espera lo mas duro.
– Tal vez la muerte –dijo ella con acento apacible, casi feliz, no preguntando, sino casi segura.
– Tal vez.
– Dormiré entonces. El sueño será largo... –no había tristeza en su voz, ningún énfasis, ninguna amargura. Sus palabras eran festivas. No hay tristeza en el guaraní; las palabras salen recién inventadas, sin tiempo de envejecer. Para decir el sueño será largo..., dijo: ho'ata che'ari keraná pukú..., sugiriendo un sueño o pata suelta, lleno de infinita molicie, de imágenes alegres, con una mosca haciéndole cosquillas en la nariz.
Hijo de hombre
Augusto Roa Bastos
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