domingo, 15 de diciembre de 2013

Rafael Barrett, eterno maestro

                                    
            En octubre de este año, asistí a una conferencia de Antonio Muñoz Molina en la Universidad de Oviedo. Recuerdo que mientras los flashes de las cámaras se disparaban, el flamante Premio Príncipes de Asturias respondía a la pregunta de un profesor: « Últimamente en España, muchas veces se dice que hay escritores valientes y no valientes…y no sé qué. Vamos a ver… En una democracia escribir en libertad no supone valentía. Donde se es valiente es en una dictadura».
Hoy recuerdo esas palabras y me viene a la mente el nombre de Rafael Barrett, escritor valiente por antonomasia, que había denunciado sin miedo en sus escritos la barbarie a la que estaba sometido el pueblo paraguayo, sobre todo los abusos y la esclavitud que sufrían los obreros en los yerbales. 
El próximo martes, 17 de diciembre, se cumplirán ciento tres años de la muerte de Rafael Barrett,
fue el maestro por excelencia del Paraguay. Recuerdo, como si fuera el día de mi cumpleaños, la fecha de su nacimiento (Torrelavega, 7 de enero 1876) y la de su temprana muerte (Arcachón, 17 de diciembre de 1910).
Nací intelectualmente la primera vez que leí una obra de Barrett. Fue El dolor paraguayo, ese libro que es un tesoro en sí mismo. No hay página en él que no resulte inolvidable. Recuerdo una frase que había escrito no sé si era en este libro u en otro, que decía «el prisionero resuelto a evadirse buscará la lima que corte la reja. Aprender a leer es encontrar la lima.» Yo soy solo uno de sus discípulos y todo lo que él ha escrito, hoy es una guía para mí.
Nadie puede dudar de que Rafael Barrett, como dijo Augusto Roa Bastos, «nos enseñó a escribir a todos los escritores paraguayos». Bueno, yo todavía estoy aprendiendo. Barrett nos enseñó a pensar, a ser valientes, a mirar con ojos críticos todo los que nos rodea. Porque la valentía del periodista o el escritor consiste en defender la justicia y denunciar lo injusto sin temor a nada.
La misma descripción que había hecho sobre su maestro Echegaray podríamos aplicarle al maestro Barrett: su cerebro era «un aparato de precisión». Barrett era pura idea, pura razón, infatigable y brillante. Sus ideas creadoras nutren, ennoblecen y fecundan hasta hoy día el pensamiento.
            Cualquier tiempo es bueno para leer a Barrett, pero esta semana resulta especialmente apropiada. Tal vez así podamos manifestar nuestra gratitud y demostrar que no fue una voz que predicaba en el desierto.
Para esta personal conmemoración entresaco algunos aforismos de sus textos.

El único delito social es la miseria.
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¿Queréis que vuestro amor dure? Alimentaos bien.
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Necesario es luchar; y lo necesario no puede ser malo.
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El gobierno es tanto más sólido cuanto más débiles y viciosos son los ciudadanos.
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¿Qué es necesario para matar? Bien poca cosa: un arma y una cobardía.
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Pensar es exponerse a ser decapitado, porque es levantar la frente.
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Seamos bastante grandes para amar sin causa.
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El hombre sincero merece sufrir. Por mucho que yerre, lleva en sí un átomo de esa cosa terrible: la verdad.
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El mal es profundamente insignificante, porque no es capaz de defender el mundo.
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Tal es la función de la beneficencia: conservar los pobres, única manera de conservar los ricos.
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Para dominar es necesario comprender.
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La ciencia nos arma para la vida y nos desarma para la muerte.
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El mate lo ha escuchado todo, lo ha adivinado todo, confidencias terribles, esperanzas siempre abatidas, juramentos sombríos.
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La patria, hogar común, es desgraciada y débil porque los hogares individuales lo son.
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Lamentable cosa: encontrar ya escrito lo que habremos de hacer y de pensar.




8 comentarios:

  1. Me alegra ver la portada de tu edición de Barrett, amigo Cristian. ¿Sabes ya cuándo podremos encontrarla en las librerías?

    JLGM

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    1. Me han dicho que para la primavera estaría en las librerias .

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  2. Buenisimo rescato las que me gustaron "La patria, hogar común, es desgraciada y débil porque los hogares individuales lo son".¿Queréis que vuestro amor dure? Alimentaos bien." felicidades sr.escritor. soy Mara Villalba.

    *

    *

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  3. Hola, Cristian:

    Me ha resultado muy interesante la entrada, todo un descubrimiento este personaje.
    Te doy la enhorabuena por la edición, y por hacer que en España suene más Paraguay (además y con el permiso de Roa Bastos). Qué necesidad esa de tirar por la memoria y por nuestros antepasados...

    Un saludo,


    Raquel F. (la chica que participó en el recital en la facultad el otro día).

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    1. Gracias, Raquel. Me acuerdo de ti. Me gustó mucho el poema que leíste y también soy admirador de José Hierro. Norabuena por el premio de la Universidad, tengo muchas ganas ya de leer tu poemario. Un abrazo.

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  4. Enhorabuena por la publicación, Cristian. ¡Qué portada tan pulcra y bella! Seguro que el libro será imprescindible. Grande Barrett, a quien leo desde hace mucho. A ver si un día paso por la tertulia y hablamos, que tengo ganas de encontrarte.

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    1. Gracias, amigo José. A ver cuándo pasas por la tertulia y charlamos. Un abrazo.

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