sábado, 14 de febrero de 2015

Los nombres de la realidad

           
Nombres escritos en la corteza de los árboles
Ángel Rodríguez López
La Isla de Siltolá, Sevilla, 2014.

Veinticinco nombres de mujeres conforman Nombres escritos en la corteza de los árboles, el nuevo libro de poemas de Ángel Rodríguez López  (Jaén, 1982), que incluye además un excelente
prólogo de Yolanda Ortiz Padilla.
Los nombres han hecho hablar a los poetas desde que se inventaron el odio y el amor. Las mujeres que inspiran a Rodríguez López son las que de alguna manera forman parte de su vida y a partir de ahora también de la del lector.
El primer nombre, “Marcela”, coincide con el de un personaje muy conocido del Quijote. Marcela es una mujer decidida, valiente, en la historia pastoril cervantina. Pero también puede ser la figura de la mujer más libre de hoy en día. En el poema de Rodríguez López no solo encontramos el primer amor de la infancia y la chica más popular, que tenía como locos a todos los chicos del pueblo, sino también la referencia al título que lleva el libro: “Pero de aquello solo queda / tu nombre escrito en la corteza de este árbol / y un puñado de años con más pena que gloria.”
Todo el libro mantiene el mismo tono descriptivo de las protagonistas. Él poeta las observa y las canta. “Roberta, / con su tizne cobrizo en las ojeras…”. A veces se compadece de ellas (“Dulce, la pobre Dulce, / lo único que es suyo son sus manchas de verruga / y una miseria honda y vocera…”) y las bendice y las quiere y las rescata en sus versos, tal vez es una forma de que no se mueran del todo.
De temas como el amor habla en algunos poemas (“Clara”), y también observa cómo pasa el tiempo en “Carmen”: “Pero esta mañana se ha levantado sobre sus más de sesenta marzos…”
A “Violeta” la retrata ágil y risueña paseando por la calle en unos versos que da gusto pronunciar: “Ella pasa su paso en la calle y posa / su peso de huesos ya cenizas de tarde…”.
Los versos se leen de forma fluida para que nos sorprenda mejor alguna imagen, algún aforismo o greguería: a Marta “los besos le caducan entre los dientes…”, a Martina “se le cae el viento de los ojos si mira lejos”.
Los poemas de Rodríguez López retratan a la mujer que sufre en la calle, en una oficina, en una casa, en un circo… O en todas partes, como “Lorena”, la prostituta que “asume los golpes” de la vida. Poemas humanos, muy humanos, son los de Rodríguez López. Por eso vale la pena acercarse a ellos. No solo ofrecen un mundo próximo y actual, sino también retratos de la vida desgarrada por el destino. La lectura de estos poemas busca alumbrar la conciencia y los ojos de los lectores.
 Tal vez los nombres sean solo una forma de distinguir a los poemas y que la mujer que inspira al poeta sea solo una y todas. Quizá encontremos en algunos de estos nombres el rostro de alguien cercano a nosotros. Un nombre como “Marta” o “Raquel”, cuyos dos únicos versos valen la pena tallar en la memoria: “Hay que defender este mundo: / tus ojos están dentro.”





2 comentarios:

  1. Muchas gracias por la reseña. Muy acertada. Espero que hayas disfrutado la lectura. Un abrazo sincero.

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    1. Me alegra que te guste el comentario, Ángel. Para mí siempre es una alegría conocer la poesía de la nueva generación de poetas. Me ha gustado mucho la lectura. Un abrazo y que sigas escribiendo muchos poemas.

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