sábado, 21 de noviembre de 2015

La ausencia de la literatura paraguaya en España


 
“¿Por qué sabemos tan poco de Paraguay? ¿De literatura paraguaya?” es una de las preguntas que me hicieron no hace mucho en Gijón (Asturias). Intuía que esa era la pregunta que no podía faltar en la presentación de un libro paraguayo. No sabría explicarlo con certeza, pero lo voy a intentar.
            No sé si es por falta de apoyo de las entidades gubernamentales, encargadas de representar al país en el exterior, o por la falta de interés de los lectores y editores españoles. Porque no es que en Paraguay no tengamos buenos poetas, buenos narradores, buena literatura en general.
            Contamos con una gran cantidad de excelentes escritores que han publicado libros que se están leyendo en los países latinoamericanos. Son muchos los nombres nuevos que llaman mi atención ahora mismo: autores como Mónica Laneri, Sebastián Ocampos, Christian Kent, Mónica Bustos.. Pero también están los que pertenecen a una generación anterior sin los que no sería posible entender la literatura paraguaya del siglo XX, voces como la de Renée Ferrer, Susy Delgado, Feliciano Acosta, Osvaldo González Real, Víctor Casartelli, Rubén Bareiro Saguier y tantos otros que merecen sin duda estar y destacar en el mundo literario internacional.
Pero en España a todos ellos se les ignora casi por completo. Es muy difícil encontrar libros paraguayos en las librerías españolas. Recuerdo que, cuando yo llegué a España en el 2008, tuve la ocasión de acceder por primera vez a una biblioteca y de leer la más variada literatura. Siempre que podía buscaba un libro de autores paraguayos, pero no los encontraba.
Enfada un poco cuando se publica una antología de poesía o narrativa latinoamericana y no se incluye a escritores de mi país. ¿Acaso los antólogos no miran más allá, más al fondo, en los más profundo de América Latina, al corazón? Yo no sé qué decir. “Es un país y una literatura bastante ignorada, los críticos no miran hacia ella”, suelo pensar.
En estos quince años, solo se ha tenido noticia de dos publicaciones importantes en España. Uno, la antología Contra la vida quieta, de Elvio Romero, el poeta paraguayo más internacional, publicado por la editorial Candaya en el 2003. El otro, quizá la que yo más esperaba y que me ha hecho feliz, fue la antología La poesía del siglo XX en Paraguay (Visor, 2014) [y comentada en este blog], preparada por Mar Langa Pizarro.
¿Mostró algún interés por estas maravillosas publicaciones la sociedad paraguaya que vive fuera y dentro del Paraguay? Me temo que no. ¿Las han recibido con orgullo? Lo dudo.
Hace bastante tiempo que he llegado a la conclusión de que el boom de la literatura paraguaya debe nacer de la mano de los propios paraguayos y paraguayas. El interés debe empezar en ellos. La mayoría de los libros de autores extranjeros que se publica en España fueron primero muy bien recibido y leído con interés en el país de origen, en cierta manera fueron bestsellers. El mercado español se fija en ese detalle fundamentalmente.
Suena utópica la idea de que los paraguayos que vivimos en el extranjero tengamos interés por adquirir los libros de autores de nuestra tierra. Pero cuánto impulso daríamos a las editoriales paraguayas, a nuestros autores y autoras con nuestras lecturas. Daríamos voz, nuestra voz, nuestro acento, daríamos vida a una literatura enmudecida por el desinterés. Que las embajadas  y las asociaciones en los distintos países se encarguen de organizar actividades literarias, que promuevan presentación de libros, que formen bibliotecas, que financien publicaciones de libros paraguayos en los demás países. ¡Qué cosa tan noble sería eso! Es lo que deberían hacer para “promocionar lo nuestro”, nuestra cultura.

               

 

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