sábado, 25 de junio de 2016

Dos poetas paraguayas en una antología española


La presencia de la literatura paraguaya en publicaciones internacionales está ganando espacio. En este siglo XXI, al menos, se ve el interés hacia nuestros poetas por parte de otros países, en especial de España. La presencia de autores paraguayos en las antologías importantes solía ser escasa y también, comparado con los de otros autores hispanoamericanos, los estudios sobre sus obras solían ser escasos.
Pero esta ausencia parece ir quedando atrás. En este nuevo siglo, las letras paraguayas van ocupando el lugar que le corresponde. El milagro de que nuestras letras lleguen a ver la luz en este siglo se debe al papel fundamental de las nuevas tecnologías que facilitan a los críticos buscar nombres nuevos, desconocidos, olvidados, para sus publicaciones. Pese a que las editoriales paraguayas no consiguen despegar y renovarse comercialmente para ofrecer sus productos a todo el mundo, algún que otro eco traspasa las fronteras de nuestra tierra y llega, gracias a Internet, a los oídos de los estudiosos.
El caso es que acaba de aparecer Poesía soy yo. Poetas en español del siglo XX (1886-1960), publicada por la editorial Visor. Una antología preparada por Raquel Lanseros y Ana Merino, en la que recogen una muestra de la poesía que escriben las mujeres de los países de habla hispana. Para las antólogas es “imprescindible el trabajo de rescate y visibilización” de las poetas. Quieren contribuir a la “mayor divulgación de la obra de sus autoras, así como a instigar a la investigación y descubrimiento de otras muchas” (pág. 10).  Y esta vez sí, podemos abrir el libro de casi mil páginas, e ir al índice de autores –de más ochenta poetas– y buscar y encontrar, por fin, no una sino dos autoras de nuestra tierra: Josefina Plá y Renée Ferrer. Sonreír entonces y continuar leyendo, maravillado por la variedad de voces, de tonos, de autoras. Esta antología ofrece sin duda alguna una muestra de la gran variedad de poetas, desconocidas y olvidadas algunas, que en esta publicación resuenan con una fresca y renovada voz. Merece ser subrayado que nuestras poetas se codeen con poetas como Delmira Agustini, Gabriela Mistral, Juana de Ibarbourou, Violeta Parra, Gloria Fuertes, Ida Vitale, Claribel Alegría y tantas otras que enriquecen y elevan la literatura escrita en español.
Aunque Josefina Plá nació en Isla de Lobos (España) en 1903, desarrolló toda su actividad artística en Paraguay, donde vivió desde 1927. Es considerada como la madre de la literatura moderna paraguaya, en especial en el ámbito poético. Su labor artística abarca muchas facetas, desde el periodismo, el teatro, la traducción, el ensayo (destacan los trabajos en defensa del guaraní y la mujer), hasta las artes plásticas. Falleció en Asunción, en 1999. Su influencia en la cultura paraguaya es equiparable a la del Rafael Barrett. Los dos tuvieron el mismo destino de desarrollar sus carreras literarias en tierras paraguayas. Sus obras siguen enseñándonos, siguen vivas. Tuvimos suerte los paraguayos de tener tan buenos maestros. Copio “Libre”, uno de los poemas de Plá seleccionados en Poesía soy yo:

Libre para nacer sin elegir el día
libre para besar sin saber el por qué esta boca y no otra
libre para engendrar y concebir lo que ha de traicionarte
libre para pedir lo que después te será inútil
libre para buscar lo que mañana ya no tendrá significado
libre para morir sin elegir el día
libre para pudrirse sin escoger el sitio
libre para volver al polvo sin memoria
libre para seguir el rumbo de la raíz pequeña
libre para mirar al sol que no te mira
 
Libre para nacer sin elegir el día
 
 Renée Ferrer (Asunción, 1944) no solo es una poeta de renombre, sino también destaca como narradora y dramaturga. Es posible acceder a gran parte de su obra literaria visitando la página www.cervantesvirtual.com, donde además se pueden leer libros de otros autores paraguayos, como Elvio Romero, Susy Delgado, etc.
            La variedad temática caracteriza a la obra poética de Renée Ferrer. El tema del amor, el paso del tiempo, la muerte alterna con reflexiones sobre la guerra y las injusticias humanas, como se puede ver claramente en su último libro de poemas Ignominia – Tras las huellas del holocausto, publicado en España por la editorial Torremozas, en el 2015. De este libro es el poema “Dame la mano”, que se recoge en Poesía soy yo, y que narra el viaje, el definitivo viaje hacia la luz de una niña, acompaña por un ángel. Llaman también mi atención los poemas “No soy como quisiera” y “Limpieza”. Escribió asimismo poemas para niños. Yo, especialmente, recuerdo que en mi infancia había leído en algún suplemento escolar, publicado en un periódico, un poema infantil titulado “Pildoritas”, y que copio aquí:

            Las estrellas brillando
            están en el cielo;
            los niños en sus cunas,
            duermen sus sueños.

            Una flor muy temprano
            se levantó;
            me susurró al oído:
            el sol salió.

            En la mesa las tazas
            del desayuno,
            esparcen en el aire
            cintas de humo.

            Mientras mamá prepara
            para comer,
            panecitos de azúcar,
           manteca y miel.

 
            Sí, la poesía paraguaya está abriéndose camino, pese al mar que no le llega, pese a la tierra que le rodea, pese a los pocos lectores que la leen. La poesía paraguaya se sacude del olvido y el silencio y se abre camino en gran medida gracias al esfuerzo de antólogas como Raquel Lanseros y Ana Merino. ¡Gracias!

 

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