sábado, 25 de diciembre de 2010

EL MENSAJE DEL PRESIDENTE PARAGUAYO FERNANDO LUGO

Se acerca la hora de los tiempos de la cristiandad.
En la próspera residencia o en la más humilde capuera campesina el olor a la flor de coco dialoga con nuestros sentidos y nos recuerda, desde la simpleza más rotunda, que este niño que está naciendo promoverá el amor como el más sublime gesto de aproximación a Dios y a nuestros hermanos.
Fuera cual fuera la fe que profesamos es imposible no sensibilizarse con estas navidades que aún cuando aparezcan muy revestidas de mercantilismo en algunos casos, tiene bajo ese superficial barniz, el eco profundo, substancial y trascendente de la humanidad, la solidaridad y la esperanza, que se transmite para todos los tiempos - miren que detalle - no desde el trono poderoso de un reinado incólume o desde el despacho influyente de una superpotencia, sino desde la cuna más humilde, del establo más pobre, de la aldea más pequeña...
Mi mensaje este año, tiene que ver con la vida. Con que sepamos compartir como mandatarios o como mandantes, como empresarios o como agricultores, como policías o como estudiantes, como hermanos y hermanas, que el valor de la vida no es solamente NUESTRA VIDA sino aquella que vive en la existencia del otro".
El día que pudiéramos desentrañar el mensaje de esa miradita linda que nos observa en los niños en condición de calle, el día que aprendiéramos a leer el destino de las manos callosas del campesino sin tierra, el día en que podamos apropiarnos del mensaje de nuestros luchadores y poetas; ese día empezaremos a construir la sociedad más justa que ya no puede esperar.
Sueño con un pan grande que alcance a todos los Paraguayos y Paraguayas, un pan que tenga la medida de todos los sueños, un pan que ya no deje a nadie...sin pan.
Es lento el camino, pero aún los pesimistas saben que estamos avanzando en las condiciones sociales y económicas que permitan mejores navidades. Todavía nos falta agregar a la navidad de una gran macroeconomía, el año nuevo de la Justicia Social... lo vamos a lograr.
Y gracias a Dios por la salud del más humilde de sus hijos, Fernando, que su misericordia siga reparando al que sufre la ausencia de salud y el agobio del dolor...
Hermanos y hermanas... la alegría es un derecho humano. Vamos unirnos a Jesucito que nace y dibujemos esa sonrisa grande que nos merecemos todos ...
¡¡¡FELIZ NAVIDAD!!!!

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