miércoles, 27 de junio de 2012

Frutas de jardines ajenos XI

El hombre no ha nacido para entristecerse en el ocio,
sino para actuar en cosas magníficas y amplias.
                León Battista Alberti

De plata estaban hechos
los huesos de los dioses.
                Alfredo Rodríguez

El que aprende a morir
aprende a no servir.
                Alfredo Rodríguez

Lo que cada cual cultivare
aquello florecerá  y dará su fruto dentro de él.
                Pico Della Mirandola

La ignorancia se aprende. La inocencia se olvida.
                José Bergamín

El poeta siempre es ignorante de su inocencia:
nunca es inocente de su ignorancia; si no, no es poeta.
                José Bergamín

Lo que tu cuerpo pierde con los años
lo atesora tu espíritu, que es fértil.
                Víctor Botas

Cójete bien al día, porque sólo eso eres.
                Víctor Botas

Reunión que mucho dura
pierde todo atractivo; y empalaga.
                Víctor Botas

La felicidad, en ocasiones,
lejos de ser una virtud, no es más que una impotencia.
                Víctor Botas

Si disfrutas viendo sufrir a un animal,
no eres un ser humano: eres un monstruo.
                 José Saramago

Las hojas nos enseñan a morir.
                H. D. Thoreau

domingo, 24 de junio de 2012

Horacio

En un artículo del National Geographic (Vol. 1 Nº 2, 1997), titulado “El legado de Roma”, se nos cuenta que Quinto Horacio Flaco (conocido solo como Horario) fue un pésimo soldado romano. Cuando oyó la orden de “¡al ataque!”, soltó el escudo y echó a correr como un caballo desbocado en dirección contraria. Su arma preferida era la pluma.
Cuando, allá por el año 23 a. C., decidió examinar los logros de su vida, llegó a la conclusión de que su contribución a la vida o a la poesía que para él era lo mismo, sobreviviría a todas las hazañas de soldados y constructores. Nos dice:

“He terminado un monumento más
duradero que el bronce
y más alto que la vieja mole de los reales
pirámides…
No moriré del todo…”

Y así fue. Se inmortalizó este noble romano en la literatura. Cuántos, como Horacio, hoy buscan y anhelan la vida eterna. Sin embargo, en otro de sus poemas más famosos nos insta a no mirar en el futuro, sino en el presente: “Goza el hoy; ¡no confíes en el mañana”. Gocemos el hoy por que mañana nunca llega. O si llega, llega muy tarde. Aprendamos hoy para enseñar mañana, diría yo.
Emiliano R. Fernández, otro soldado, pero que de ninguna guerra huyó, al igual que Horacio gustaba tener como arma la pluma. Lo demuestra en el siguiente fragmento:

"Es mi pluma una doncella, mi bandera, mi heroína,
en la brega nunca merma su audacia y su valor,
ella es lanza que pica, agudísima, muy fina
centinela de mi vida, fiel guardiana de mi honor.
Es mi pluma la bohemia, la armonía campesina,
reprobada por teutones con instinto de malón;
es la víctima del odio de esas almas tan mezquinas
'eruditos trasnochados' de tildado escalafón..."

jueves, 21 de junio de 2012

Emilio Duró el gurú del optimismo

En la edición del miércoles 20 de junio, se publicó en la Nueva España un artículo sobre Emilio Duró, especialista en optimismo, consultor  y asesor de grandes empresas, como Alcatel y firmas como Adolfo Domínguez, afirma que el “secreto está en no tener miedo a equivocarse”. Este economista, en sus conferencias, busca levantarnos el ánimo, inyectándonos confianza en nuestro interior. Y sus ideas parecen muy interesantes, creo sinceramente nos vendría muy bien alguien que nos haga ver algunas cosas valiosas para ir tirando hacia adelante. Este entusiasta de la vida afirma que muchas veces fracasamos porque hemos perdido las ganas de vivir y el entusiasmo al levantarnos cada mañana; afirma también que la risa alarga la juventud, es decir, que reír nos proporciona el 21 % más de vida que si no nos reímos. Así que empecemos a reírnos, al menos de nosotros mismos, intentemos recordar alguna anécdota de nuestra niñez.
Duró, cuyo nombre es parónimo de gurú, nos invita a reflexionar sobre el tiempo que nos queda para vivir, nos pide que aprovechemos cada segundo, que no permitamos que nadie nos amargue porque la vida depende de uno mismo. Nos recomienda para triunfar en la vida el ejercicio físico, que nos ayuda a evitar el comer y beber de forma excesiva, pues una alimentación equilibrada garantiza una vida más larga y sana.
La segunda característica es la pasión, la ilusión y la gana de vivir con la que nos despertamos cada mañana. Debemos fijarnos más en aquellas cosas que son parte de nosotros, pues nacimos desnudos, y cada atuendo que tenemos es una ganancia.
De un modo paradójico, afirma que la felicidad tiene mucho que ver con la ausencia de éxito. Pues, al parecer, la libertad, no la que nos dan los políticos, sino la que encontramos en la pobreza puede proporcionarnos más felicidad que el éxito, o al menos ayudarnos a valorarla un poco más. Por último, asegura que el 80% de las enfermedades las produce el cerebro, que prefiere una larga enfermedad a un estrés prolongado.
CDL

La lectura

             Después de leer un artículo de Juan José Millas en el que afirma que “el lector es una especie de funcionario que hace su servicio a su comunidad” he aprendido  que la lectura como la televisión, puede tener  tantos efectos buenos como malos, dependiendo del libro o el programa que estás leyendo o viendo. Porque no es lo mismo leer Guerra y Paz que leer Mi lucha de Hitler. En definitiva, los efectos de estos  medios de comunicación, y por qué no decir de aprendizajes, se propaga con facilidad a otras personas. Y al contrario que las pastillas que solo quitan el dolor de cabeza a quien las toma, la lectura produce en las personas unos efectos terapéuticos que luego se propagan a toda la comunidad. Hagamos pues un favor a los demás haciéndonos otro favor a nosotros mismos, acostumbrémonos a la lectura. Y, si somos poco aficionados a leer, hagamos entonces una buena selección de obras que nos marquen, para aprovechar lo mejor de los mejores maestros. Quizá alguna vez curemos a toda la futura generación.

CDL