sábado, 13 de diciembre de 2014

La patria del hombre

               Sergio Noe ha tenido la bondad de hacer  una nota para el diario Última Hora de Paraguay sobre el Premio Asturias Joven de Narrativa 2014 que acabo de ganar. Se agradece estas cosas. Para leer la nota →: La patria del hombre

martes, 9 de diciembre de 2014

Fallo del Premio Asturias Joven 2014


NOTA DE PRENSA
(Jueves, 27.11.2014)



ASUNTO: Sara Alonso Palicio, ganadora del Premio Asturias Joven de Poesía 2014 por Las costumbres vacías y Cristian David López ganador del Asturias Joven de Narrativa por la obra La patria del hombre.( 2 páginas)

·         El premio conlleva la publicación de las obras ganadoras en la Colección Texu y la entrega de 150 ejemplares a cada autor.


Sara Alonso Palicio, con el poemario Las costumbres vacías, y Cristian David López,  con la obra La patria del hombre, se han alzado con los Premios Asturias Joven de Poesía y Narrativa 2014, conforme la decisión unánime del jurado que se reunió en la tarde de ayer en las dependencias del Instituto Asturiano de la Juventud, formado por los escritores Ana Vega, Ismael Piñera Tarque y Rosario Hernández Catalán.

Sara Alonso Palicio (La Felguera, Langreo 1991) es Licenciada en Filología Hispánica por la Universidad de Oviedo y está realizando en la actualidad el Máster en Literatura Española por la Universidad Complutense de Madrid.

Ha publicado en la antología Una música, un rumor y un símbolo (Circulo Cultural de Valdediós, Oviedo 2010) y participado en diversos actos literarios organizados por la Universidad de Oviedo: Leer es cosa de dos (2010): Recital poético, Leer para ver /Ver para leer (2011): Recital poético. Ut pictura poesis. ¿Mil palabras,  una imagen? (2012): Recital poético. La vida secreta de las palabras. Homenaje a los poetas de la Cátedra (Cátedra Emilio Alarcos Llorach, 2013)

Cristian David López nació en Lambaré, Paraguay, en 1987. Es narrador y poeta. Escribe en español y guaraní. En la actualidad reside en Oviedo y cursa el Grado de Lengua Española y sus Literaturas. Ha publicado Poemas del exilio (Universos, Mieres 2010) y ha sido incluido en la antología Tempos Fugit (Circulo Cultural de Valdediós, 2011) y en Fame poétika (La Manzorga espaciocultural, 2013). Ha sido coeditor y traductor de Cantos Guaraníes/Guarani purahéi (Impronta, Gijón, 2012). Editor de las Reflexiones y epifonemas de Rafael Barrett (Renacimiento, 2014). Y ganador del concurso” I Premio Jovellanos de Poesía 2014”.

A juicio del jurado Las costumbres vacías de Sara Alonso muestran una voz personal, firme, contundente. Oficio y conocimiento, asimilación de lecturas. Un universo personal con una extraordinaria elección de citas. Originalidad y diferencia. Conjunción y asimilación de voces y lecturas. Carácter trascendental, filosófico, verso con peso, poética. Excelente presentación. Hallazgos poéticos importantes. Asimilación, fluidez y manejo de diversas corrientes poéticas.

 Y en La Patria del hombre de Cristian David López destaca  su capacidad para hilvanar un anecdotario de infancia en un contexto a medio camino entre lo utópico y lo hostil, con una prosa efectiva, luminosa por momentos y ajena a cualquier retoricismo impostado.

Asimismo se declaraba desierto el Asturias Joven de Textos Teatrales 2014.

El premio conlleva la publicación de las obras ganadoras en la Colección Texu y la entrega de 150 ejemplares a cada autor. Con esta edición, la Colección Texu alcanzará el nº 61 de premios Asturias Joven publicados. Esta colección se ha convertido, con el paso del tiempo, en una importante muestra de la literatura joven asturiana, reuniendo los libros de todos los premiados y en la cual están publicadas obras de algunos de los mejores escritores de la última generación (José Luis Piquero, Martín López Vega, Jordi Doce, Ricardo Menéndez Salmón, Ignacio del Valle, Pablo Rodríguez Medina, Ismael Piñera, Chus Fernández, Jon Bilbao, Sofía Castañón, Miguel Barrero, David Barreiro, Rodrigo Olay y José Ángel Gayol, entre otros muchos a destacar).





viernes, 28 de noviembre de 2014

¡Un libro delicioso!

El arte de freír patatas
Chelo Pineda Pizarro
Badajoz, Editora Regional de Extremadura, 2013


El arte de freír patatas es el primer libro de relatos que publica Chelo Pineda (Villanueva de la Serena, 1970). El mundo de la infancia, del hogar y la familia, del amor son los motivos de este libro. Encontramos la presencia del arte en “La cueva del tesoro”. El tema del amor aparece en “El descansillo de la escalera”, un cuento sobre un amor de juventud, un reencuentro. Una historia como la vida misma, con el que el lector podrá identificarse.  ¿Quién no se ha enamorado alguna vez de su profesora?, nos preguntaremos al leer “Fotos en duermevela”, donde solo una foto de infancia basta para despertar al primer amor, el amor más puro, el más ingenuo. En el último párrafo de “El arte de freír patatas”, podemos encontrar un consejo no solo culinario, sino de la vida y de los cuentos mismos: “El secreto de freír las patatas no radicaba en el aceite, ni en su grado de maduración, ni en la forma de pelarlas…, consistía en cocinarlas para la persona, o las personas, que más querías en este mundo”. El secreto de deleitar también lo poseen estos cuentos, con historias memorables, melancólicas, que beben de la vida. Historias que se pueden leer de una sentada. Viajes cortos, pero intensos y amenos. ¡Quién no podrá disfrutar de la lectura deliciosa de este libro!

miércoles, 19 de noviembre de 2014

Tánger, una musa


Más allá, Tánger
Álvaro Valverde
Tusquets, Barcelona, 2004

            ¿Quién no se ha enamorado de una ciudad a la que no olvida y a la que desea volver siempre? Los cincuenta poemas que conforman Más allá, Tánger nos hablan de ese amor. Un libro en el que no aparece un índice que  nos guíe. Pero no hace falta porque todos los poemas hablan de Tánger y tienen una coherencia narrativa. Toda lectura es un viaje al pasado.
Como leemos en la solapa, en este libro “se entrecruzan dos voces: la que podríamos llamar del narrador y la de una mujer, protagonista del relato. Sí, un hilo narrativo gobierna estos poemas que, por otra parte, no renuncian a ser lo que son: poesía”. La poesía es la que nos guía, la que nos muestra la ciudad, la que nos pierde, las que nos confunde de voz, la que nos lleva verso a verso hasta Tánger.
            En Más allá, Tánger, el recuerdo hace presente todo lo que no se traga el olvido. Y es que, como decía Gibran, el recuerdo es una forma de reencuentro.
Tánger renace en la memoria, como en el poema 1 (ninguno lleva título); y en el 4, donde leemos: “Como a Venecia, Valparaíso o Estambul, / sólo hay un modo de llegar a Tánger”, y no nos dice cuál es ese único modo. Tal vez sea el recuerdo, esa especie de mar donde va a parar muchas cosas de lo que vivimos. Ese mar que nunca muere.
            Se nos presenta la ciudad, siempre blanca, como si quisiera purificarla el poeta hasta el punto de llegar a santificarla: “Una sábana al sol” (poema 5), “El blanco se serena entre lo azul” (poema 8), etc.
            ÁlvaroValverde a veces recurre a las referencias clásicas. Como en el poema 11: “Cualquier calle da al mar. / Cualquiera, en consecuencia, / da al morir”, evocación manriqueña. Pero por mar es la forma más fácil de llegar a Tánger.
            El tono narrativo de los poemas se adapta perfectamente a las descripciones de la ciudad. En el poema 18, una simple avispa revolotea sobre una copa de ámbar dulce y que huele a azahar, y le trae al poeta un recuerdo de la ciudad añorada. Cada avispa le pica en el corazón, diría Rubén Darío.
            En el poema 23, leemos la historia de la familia relacionada con Tánger. La madre era la que más quería a la ciudad y el padre el que siempre deseaba irse de allí. El narrador y la protagonista heredaron de la madre ese amor. Más adelante, en el 35, se puede leer que es la madre la que se acuerda todos los días “de su ciudad perdida”. Pero el padre es uno de los protagonistas destacados del relato, en el poema 25: “Vuelvo a ver a mi padre / con la cámara en el hombro / a las puertas del Minzah. […] Aunque no veo su cara, / me mira con los ojos encendidos”. El 31 nos cuenta que el padre llegó a Tánger a finales de los treinta. “Como otros, venía / de perder una guerra.”. Es la historia de un destierro este poema, como el 38, “Vinieron de un destierro / para exiliarse en otro”. También el 48  nos narra la historia de la Guerra Civil española, la separación de los seres queridos y, finalmente, la huída. 
            En el 44, en la habitación de un hotel, donde “la noche es un lugar interminable”, rodeado de lujo y de mosquitos, el narrador piensa en Tánger y en el tiempo (como Garcilaso): “[…] Lo bastante / para evocar al clásico y pararme / a contemplar mi pobre estado”. Pero no es el sitio ni el momento adecuado para eso, reflexiona. Decide aguardar al sueño que le ha de llevar a la ciudad que añora tanto.
            Como Lorca, como Juan Ramón Jiménez y tantos otros, Álvaro Valverde dedica un libro de poemas a una ciudad. Más allá, Tánger es una forma de ver esa ciudad, de volver a ella, de quedarse allí para siempre.  

martes, 11 de noviembre de 2014

Che retã


                                                         Oiménepa,
                                                         ñandéicha, Anahi,
                                                         hetã hetaitéva.

                          

domingo, 9 de noviembre de 2014

La luz de Adela Sainz Abascal

Esa extraña, la luz
Adela Sainz Abascal
Renacimiento, Sevilla, 2014

      Adela Sainz Abascal (Saro, Cantabria, 1965) acaba de publicar su tercer libro, Esa extraña, la luz, que consta de treinta y nueve poemas y, está dividido en cuatro partes. El núcleo del volumen es esa búsqueda que la poeta, con un lenguaje visual, sugerente, enigmático a veces, hace sobre el papel en blanco, esa otra luz “donde [se] hospeda el silencio”,  donde ella quiere dejar o encontrar un poco de su oscuridad. De ese momento de la escritura nos hablan algunos poemas, como “La batalla” o “El fulgor del rayo”. Otros, como la punta de un iceberg, dicen mucho más de lo que parecen decir, por eso hay que leerlos entre líneas para encontrar su sentido e interpretarlos. También se inspira en el recuerdo de la infancia, esa fuente inagotable. Sainz Abascal utiliza indistintamente la primera y la segunda persona del singular, con la que la poeta parece dirigirse a sí misma. Con este libro descubrimos que escribir es buscar en una hoja en blanco lo que no sabemos aún qué es. La poesía es descubrimiento. Como dice en el poema “Buscando qué”: “Y si me pusiera a escarbar la tierra, / buscando ¿qué?, y encontrase”. Este libro es sin duda un placentero encuentro con la poeta buscando también ese algo que no sabemos qué es.
      Copio a continuación un poema:

                El fulgor del rayo

            Emborronas,
            antes de comenzar,
            una letra de la cabecera.
            Y sabes,
            con certeza
            similar al fulgor del rayo,
            que la página está,
            como otras,
            condenada al fracaso.


 [El comentario se publicó en el número dos de la revista Anáfora]

martes, 21 de octubre de 2014

Francisco Fuster reflexiona sobre las "Reflexiones y epifonemas" de Barrett

Francisco Fuster ha hecho un comentario minucioso sobre el libro de Rafael Barrett, Reflexiones y epifonemas (Renacimiento). Y no solo se centra en el libro, sino también ha hecho una lectura de varios otros para hacer su reseña, ha ido más allá, ha investigado y eso es muy significativo. Porque, como diría Barrett: “La verdad no es divertida. Lo divertido es buscarla”. Fuster es un gran ensayista y gran conocedor de las obras de Baroja, de Camba,... esa generación que conoció Barrett. Por tanto, esta reseña es más que una reseña. Lo único que puedo hacer es agradecerle a Francisco Fuster por su atenta mirada a las partes del libro. Además es muy especial para mí que lo comente en la "Revista de Libros". Sin duda, mucho se aprende con este tipo de reseñas. Gracias. 
Para leer la reseña de Fuster pinchar aquí.


miércoles, 15 de octubre de 2014

Buenos Aires


Aquella tarde de sábado
de un verano cualquiera
nos burlábamos del sueño,
del futuro nos reíamos,
mientras me fumaba cien
pesos en tu blanca piel,
tu piel que sabía amar,
tu piel tatuada con versos
que quemaban el respirar.

Hoy lo recuerdo mientras
camino pateando los cubos
que esperan tus fotos,
voy silbando bajo la lluvia
la melodía de tu nombre…

sábado, 20 de septiembre de 2014

Cinema Paradiso

Cine que reconforta

Hay películas que son una especie de bálsamo para el alma. Como “Cinema Paradiso”, de Giuseppe Tornatore. Un filme apasionante, que nos regala la historia de una amistad, de un sueño, de un amor, del cine dentro del cine, siempre cargado de literatura, y finalmente, una antología de besos en blanco y negro que llenó de colores, seguramente, a los primeros espectadores que la vieron entonces. Los diálogos, llenos de ironía y ternura, son maravillosos, como los que mantienen, mientras se van en bicicleta, Alfredo y Totó, el simpático niño que nos contagia el amor por el cine:

      Totó— Alfredo. ¿Tú conocías a mi padre?
      Alfredo— Por supuesto. Claro que lo conocía. Era alto, delgado, simpático y tenía un bigote como el mío. Siempre reía. Se parecía a Clark Gable.
      Totó— Alfredo.
      Alfredo— Dime.
      Totó— Ahora que ya soy mayor y voy a quinto… no digo que pueda entrar en la cabina [de cine], pero ¿por qué no nos hacemos amigos?
      Alfredo— Yo elijo a los amigos por su aspecto… y a mis enemigos por su inteligencia. Y tú eres demasiado listo para ser amigo mío. Siempre se lo he dicho a mis hijos: “Tenéis que encontrar a los amigos adecuados”.
      Totó— Tú no tienes hijos.
      Alfredo— ¡Pues cuando tenga se lo diré! 




lunes, 18 de agosto de 2014

La musa


Una tarde de abril vino conmigo hasta mi casa.
Ella quería hacerlo en el parque,
en cualquier parte.
Le dije que esperara.
Pero ella siguió lamiéndome las orejas,
 al final no pude resistirme.
Al principio fueron fogonazos,
dos veces al día a veces tres cuando la cerveza
fluía y el tiempo se llenaba en mis párpados blancos.
Me siguió inspirando porque las noches eran largas
y los domingos, aburridos.
Un día se fue con Xaime Martínez,
que toca blues en una banda,
otra vez se colgó de la barba de Sevillano,
pero este no se dejaba engatusar por ella;
una semana después probó con Carlos Iglesias,
que aprovechó la ocasión para hablarle de cine
(quién lo iba a decir, era el más tímido de la tertulia,
o eso creía yo),
tampoco se negó a Pablo Núñez,
que pasa de arrancar las rosas
y va directo al grano.
Pero cada fin de semana se escapaba con Martín,
sin dejar de coquetear con Javier Almuzara.
Yo trataba de seguir sus pasos alguna tarde,
cuando la encontraba,
pero me era imposible seguirla.
Hace mucho que no la veo. Hoy la recuerdo vagamente.
Y ahora que la necesito, me pregunto dónde cojones estará.


martes, 5 de agosto de 2014

Poemas sin una gota de alcohol


Decía Ortega y Gasset que el poeta empieza donde el hombre acaba. Pero la línea que divide uno y otro es difícil de precisar. Hay poetas que no buscan crear un mundo nuevo (que no se sienten dioses), sino solamente ilustrarnos sobre los deseos, los sueños, las vigilias, los viajes, es decir, sobre la vida misma. Este es quizá el caso de Pablo Núñez (Langreo, 1980), cuyo libro Lo que dejan los días fue galardonado con el XII Premio de Poesía Dionisia García y acaba de ser publicado por la Universidad de Murcia.
Abundan las referencias literarias, pero el autor no se permite un atisbo de ironía en todo el libro. El poeta parece buscar idéntico tono sobrio para el conjunto de sus poemas.
Encontramos como temas la evocación del pasado –el poema es también memoria, disco duro–, de la vida como algo cíclico, según ocurre en el poema “Vidas”: “la mar que vuelve y vuelve sin dejar de irse”. Vemos cómo el poeta busca romper el tópico de Heráclito de que ningún hombre se baña dos veces en el mismo río. También en el poema “Plenitud”  contradice el tópico horaciano collige, virgo, rosas. Pablo Núñez nos dice que no nos preocupemos por coger las rosas, que nunca nos haga sufrir aquello que se ha ido, “porque la plenitud / la alegría más pura de este instante / se esconde en aceptar el tiempo y su camino”. No todo se ha perdido del pasado, pequeños paraísos quedan en el recuerdo. “No canto lo perdido porque aún siguen / bien presentes su imagen y el designio / que habremos de cumplir.”, leemos en el poema “El calor de la sombra”.
Los poemas son espejos de quien los escribe. Y en este libro podemos ver a un gran lector de poemas, a uno que conversa con sus poetas favoritos, los cita y los recita y piensa en ellos mientras camina. Porque la literatura es un libro que cuando se abre acapara la vida misma del lector.
Es difícil no amar más la vida después de leer Lo que dejan los días





lunes, 4 de agosto de 2014

Mi tesoro

Recuerdo que cuando todavía era un niño, quería que mi escuela y colegio tuvieran una biblioteca para los alumnos. En mi escuela nunca tuvimos una. Los que dirigen Paraguay nunca miran hacia el interior del país. Tienen la mirada muy corta. En mi colegio tardíamente nos dieron una (la embajada de EE.UU nos donó una pequeña biblioteca), cuando yo ya no era estudiante, ya había acabado.
Hoy, diez años después, lejos de mi país, tengo una en mi casa. Pequeña pero valiosa. Poco a poco fui formando una biblioteca con los libros que siempre soñé. Libros encontrados en los mercadillos, en las librerías de viejo; muchos son regalos de amigos; algunos, libros nuevos... esperando que yo los abra. En fin, libros madrugados, gastados por el sueño.
Mi pequeña biblioteca es para mí un tesoro. La vida (y mucha gente buena) a veces nos da mucho más de lo que pedimos. Soy un hombre afortunado.


jueves, 31 de julio de 2014

Monedas para disfrutar el verano


Me gusta que un libro de poemas me acompañe en estos días de verano en que parece que la ciudad se toma un respiro y la gente se va a la playa a darse un chapuzón. Me gustan los poemas breves (los que te permiten suspirar), con imágenes sugerentes, los que te invitan a volver a leerlos, los que invocan las estaciones, los ríos, la vida que pasa... Sentado en un banco cualquiera, en una parque cualquiera, bajo una sombra fresca, leo Monedas sueltas (Huerga & Fierro, 2014), una selección de haikus del poeta santanderino Juan Antonio González Fuentes. Se trata de poemas escritos entre los años 2009 y 2013.
            El autor explica en una nota a la edición que sus haikus “no son verdaderos haikus ni desde el punto de vista temático y conceptual, ni desde el métrico, pues mis agudas y esdrújulas finales en ocasiones ni suman ni restan lo que las reglas de nuestro idioma exigen en su uso normalizado”. Entendemos que lo que nos quiere decir es que pretende que sus haikus sean esencialmente poemas, respeten o no unas normas métricas, y no una forma vacía, versos sin alma.
            Les dejo, como ejemplo, algunos poemas de Juan Antonio González Fuentes:

Un gorrión gris
baila sobre la nieve:
punto de fuga
            *
Soy gota quieta
que a la luna pregunta
por su reflejo
            *
El árbol solo:
paisaje inagotable
en cientos de hojas
            *
Aprende el fuego
la lección de las aguas:
lame su herida
                        *
            Muy malherida
            se refleja la sangre
            en el cuchillo
                        *
            Confunde el mirlo
            la luna y la farola
            entre sus alas
                        *
            Cantan las ramas:
            lee el viento en sus hojas
            la partitura
                        *
            Queda el rocío
            esperando a la muerte
            en la flor seca




miércoles, 30 de julio de 2014

Tengo fe

La lucha contra el dinosaurio es terrible, aun más si no poseemos las armas para enfrentarle. Lo sé. Pero no nos rendiremos, no importa dónde ni cómo estemos. Tenemos motivos para no rendirnos. Ejemplos son los campesinos que luchan por su derecho a un puñado de tierra, por una salud pública, por una educación igualitaria; los jóvenes, por un puesto de trabajo que les impida abandonar su hogar (su país) y les permita estudiar; las mujeres, por la igualdad y el respeto... por sus hijos... Tengo fe en el cambio. Tengo fe en que algún día podremos elegir responsable y concienzudamente a nuestros mandatarios, sin guiarnos por el color. Ojalá solo pudiéramos ver todo en escala gris. Cuántos problemas nos ahorraríamos. Que no haya tolerancia para los corruptos. Maduremos de una vez. Algún día madurará la conciencia paraguaya. Tengo fe. No nos pasará lo del cuento de Monterroso. Cuando la pesadilla pase, el dinosaurio ya no estará allí. Sí, señor.



viernes, 4 de julio de 2014

Tanto afán para qué

Todo lo que hoy aprendo mañana olvido.
Tanto afán para qué si todo acaba
como si nada hubiera ocurrido.
La rosa, tanto si la arranco o no,
al otro día muere en el camino.
Un fuego que se resiste a resistir
es la vida, solo un fatuo espejismo.
Sin memoria ni pasado el destino.
Mi futuro es un túnel oscuro.
No puedo ver la luz, estoy perdido. 


domingo, 15 de junio de 2014

Tayhupára imandu’a

josé cereijo


El amante recuerda

No todo lo he perdido. Queda tu nombre. Queda
la hondura del silencio después de pronunciarlo.
Queda lo que no pasa ni puede pasar nunca:
lo que nunca ha pasado.


Tayhupára imandu’a

Oĩ noñehundipáiva’ekue che hegui. Opyta chéve nde réra.
Amoñe’êrire oputa ikirirĩ rugua.
Opyta ndojehúiva ha ndaikatúiva ojehu araka’eve:
ndohehúiva'ekue araka'eve.

                                            
                                                                         [Música para sueños, 2007]
                          

jueves, 12 de junio de 2014

Me duele

Me duele la injusticia de la justicia paraguaya. Me duele su ceguera. Me duele el desprecio que tienen las autoridades por los artistas. Me duele que un artista y docente, que no ha hecho más que escribir para alegrar y educar a miles de niños, vaya a la cárcel; cuando los verdaderos delincuentes vacían impunemente las arcas del Estado para comerse un asadito todos los domingos de su vida. Me duele el no saber qué hacer para ayudar al escritor Nelson Aguilera. Me duele que vaya a la cárcel por un supuesto plagio. Me duele lo absurdo de todo lo que le está pasando. Me duele, me duele y me avergüenza que esto pase en Paraguay. Parece el país de lo absurdo



sábado, 31 de mayo de 2014

Última tarde de mayo


Es la última tarde de mayo. Contemplo desde mi ventana la Plaza de Toros. Y escucho que:

En un viejo árbol
canta escondido un tordo.
Por un instante siento que es el viejo
árbol el que se apena oscuro y canta
despidiendo este día.



martes, 27 de mayo de 2014

Panambi

Adolfo González

Mariposa

Mi perro corre
tras una mariposa.
La mariposa es esta tarde,
y se pierde en el cielo,
y se lleva los ojos del perro
y mis ojos detrás.
                                   De repente
el perro y yo
con dos nuevos huecos en la cara.

Panambi

Che jagua oñani
panambi rapykuéri.
Pe panambi ha’e ko ka’aru,
ha okañy yvágare,
ha ogueraha che jagua resa
ha che resa hapykuéri.
                                   Pechaháinte
pe jagua ha che
mokõi kuára pyahu oresyváre.


                                                        [La luna en la punta de lengua, 2013]

jueves, 1 de mayo de 2014

Javier Almuzara y el don de la palabra

Con el motivo del 92º aniversario del nacimiento del poeta y lingüista Emilio Alarcos Llorach, el poeta Javier Almuzara dio el pasado 28 de abril una conferencia en el Aula Magna de la Universidad de Oviedo titulada "La poesía: la música que piensa". Al conferenciante lo acompañó el crítico literario José Luis García Martín y la directora de la Cátedra Emilio Alarcos, Josefina Martínez.
En nombre de la Cátedra, que lleva trece años de actividad, Josefina Martínez empezó dándole las gracias a Javier Almuzara y recitando luego algunos versos de Jorge Guillén. "Son muchos los talentos de este admirable hombre. Es un excelente poeta, su poesía es de hermosa sonoridad", dijo la directora de Javier Almuzara. "Javier Almuzara es ejemplo vivo de una vocación literaria", siguió recalcando. Y es que Javier Almuzara fue alumno de Josefina Martínez en la Universidad de Oviedo. "Era un joven educado, discreto, que siempre iba por libre en las disciplinas", recuerda la directora, quien intentó guiarle para que se encaminara hacia la gramática de la lengua española. “Mal intento”, bromeó al final.  “Lo que a él le interesaba era la otra gramática, la  de las emociones, la peripecia humana”, sentenciaba antes de cederle la palabra a José Luis García Martín.
Por su parte, García Martín recuerda que conoció a Javier Almuzara allá por el año 1989. “Yo vi su primer poema”, dice orgulloso. Y es que Javier Almuzara lleva escribiendo y publicando poemas veinticinco años. Y pronto aparecerán dos libros con el sello de la prestigiosa editorial Renacimiento. Después de referir algunas anécdotas literarias, García Martín resume en tres palabras a Javier Almuzara, una es Poesía. “Es un poeta de tradición clásica”, afirma. Javier Almuzara escribe sonetos, epigramas, décimas, poemas con rimas, con métrica, con ironía, poemas que conectan con la fábula. Sus maestros fundamentales son: Horacio y Omar Jayyam. La segunda palabra que define a Almuzara es Música. “Javier Almuzara habla de la música con la pasión que da el conocimiento”. Es amante constante de este tipo de arte y contagia su amor por la música. Y la última palabra es Entusiasmo. “Es un entusiasta de aquello que admira, de aquello que ama. Y sabe transmitir ese entusiasmo”, explica García Martín quien lo conoce mejor que nadie.
Después de las bellas palabras de Josefina Martínez y José Luis García Martín,  Javier Almuzara no puede ocultar la alegría. Su semblante, sus esquivas y movedizas cejas negras, sus gestos, delatan la alegría de estar rodeado de tan buenos admiradores.
Los aplausos del público aún no cesaban cuando quiso mostrar su agradecimiento a la Cátedra Emilio Alarcos.
“El nombre de Emilio Alarcos a mí solo me trae satisfacción”, empieza confesando el poeta. Y es que Javier Almuzara fue ganador del II Premio Alarcos de Poesía en el 2003 con el libro Constantes vitales. Es además un gran lector de los ensayos del filólogo homenajeado.
Javier Almuzara es un excelente articulista, colabora semanalmente en Asturias Diario, donde habla de arte, de música, de literatura, en fin, de todo lo que él sabe. Su prosa siempre está entreverada con algún aforismo.
Antes de su conferencia, Javier Almuzara leyó y comentó un poema elegíaco de Emilio Alarcos para homenajearlo.
La conferencia estaba tan llena de metáforas brillantes que era imposible aburrirse. Como maestro que es, nos hizo sentir a todos los presentes alumnos suyos. 
Javier Almuzara dice que suele escribir los poemas en cualquier parte, siempre lleva consigo una libreta para anotar sus ocurrencias. Pero la inspiración le acompaña sobre todo en sus viajes, como por ejemplo, en una excursión a Grecia. “Era un atardecer maravilloso en la isla de Siros”, rememora. Describe poéticamente el lugar, como un locus amoenus, y el momento en que la musa iba a dictarle unos versos. “Todo era perfecto en aquel instante y luminoso” cuando se le ocurrió un poema y lo dejó grabado sobre una pizarra de una capilla blanca frente al mar. Los versos del poema dicen así: “Luz y silencio. / He venido a encontrarme / con lo que llevo dentro”, recita.
Como alumno, he anotado de forma apresurada unos apuntes que merecen sin duda la pena de ser guardados en la memoria. Cito a continuación algunas de sus frases:
“La concisión obliga a ser preciso, aunque la concisión no garantiza la exactitud”
“Más vale soneto forzado que ciento volátil”.
 “Escribir poesía es un proceso de descubrimiento. La forma poética forma parte de esa revelación y está al final del proceso, no en su punto de partida. Lo que tenga que decir el poema además será un proceso irreductible incluso para el propio poeta, o no merecería la pena el viaje a esas tierras remotas con vocación de nuevo continente”.
“Deja de haber sido buen escritor quien termina siendo malo”.
“La poesía puede cantar sin alzar la voz”.
“El aliento poético no debe confundirse con la respiración de la prosa”.
“Despojar a la poesía del manto retórico no es desnudarla de artificio”.
“Puede hacerse poesía de la prosa, pero nunca prosa de la poesía”.
 “Lo que busco en poesía, como creador y lector indistintamente, es ligereza sin frivolidad, gracia sin vulgaridad, hondura sin hermetismo, inteligencia sin aridez y emoción sin patetismo”.
“Escribir poesía es un arte en dos tiempos. El proceso debe iniciarse sin fiscal y el oficio solo debe terminar sin abogado defensor. Es decir, que hay que escribir sin trabas y corregir sin piedad.”

jueves, 24 de abril de 2014

Melancolía

No sé si lo sabes. Yo te recuerdo. No puedo olvidarte. No quiero hacerlo. Me dolería mucho. Sería como arrancarse la propia piel. Yo te recuerdo hoy. Era agosto, y el sol brillaba en tu frente y el azul se desteñía a lo lejos. En el agua del río, temblaba la luz herida, como un pez eléctrico. Tú seguías bailando mientras yo andaba perdido, buscando una salida a tanta perdición, a tanto abandono. Roger Waters cantaba al otro de lado de la pared. Todavía ahora lo sigo escuchando. Yo te recuerdo. No puedo olvidarte. Te recuerdo bailando en el muro de mi pecho, allí estás ahora bailando eternamente mientras te sostiene el tiempo.

jueves, 20 de marzo de 2014

Susy Delgado, una voz junto al fuego

Susy Delgado (San Lorenzo, 1949), de las poetas paraguayas que escriben en guaraní,  es quizá la más conocida fuera del Paraguay. Su poesía, su canto reivindicativo de la lengua de su infancia, ha traspasado fronteras, siendo traducida a otros idiomas.
La voz de Susy Delgado se fue formando en el terruño familiar, en el campo (o en “la campaña”, como se dice en Paraguay), junto al fuego. Hoy es una de las poetas más reconocidas, maestra de muchos poetas en lengua guaraní.  
Susy Delgado es Licenciada en Medios de Comunicación por la Universidad de Asunción. Trabajó como columnista en Hoy, La Nación, y en otros periódicos paraguayos. También encontramos sus colaboraciones en revistas literarias como América sin nombre, Laotra, etc.
Entre sus obras más destacadas podemos citar: Tesarái mboyvé (Antes del olvido),1987; Tataypýpe (Junto al fuego), 1992; Ayvu Membyre (Hijo de aquel verbo), 1999; etc.
El lector que se adentre en la obra de Susy Delgado saldrá de ella tocado en lo más hondo de su ser. Cuando uno recita sus versos, no puede evitar recordar a Rabindranath Tagore que escribió: “¡Qué feliz eres, niño mío, cuando sentado en el polvo juegas con un  palo roto toda la mañana!”
Los poemas de Susy Delgado también se alimentan de la infancia perdida, ese mundo mágico al que siempre queremos volver, ese mundo que, como dice ella, salido de sus manos,  “pandorga pequeña, hermosa, / ya va bailando / arriba y más arriba…” hasta convertirse en un vago recuerdo, acaso en un sueño.
Los versos de Susy Delgado nos invitan a cantarlos junto al fuego, y para ello no hace falta guitarra ni arpa, el acento guaraní (como el grillo o la cigarra) ya trae la música incorporada.

Niño inepto
lo llamaban.
Por inepto,
nadie
le enseñó
nada.
Y en niño inepto
se quedó.

Mitã pituva
oñehenóivami,
mitã pituvágui
no mbo'éi chupe
avave
mba'eve.
Mitã pituvápe
opyta.

(Ne'êjovái/Palabra en dúo, Arandurã, pp. 86-87)

Amablemente, y para que podamos conocerla mejor, Susy Delgado ha aceptado responder a nuestras preguntas.

Escribes en guaraní y en español. ¿Hay alguna razón especial para escoger una lengua u otra?

Escribo en la lengua que me pide el momento o el tema. Si hablamos de escribir poesía, la lengua aparece en una especie de chispa inconsciente, que responde seguramente a motivos muy profundos… En un momento posterior, se puede agregar el análisis, una mirada más racional, y se puede empezar a jugar con otra lengua.

¿Es en ese momento posterior cuando las dos lenguas conversan juntas, como tú dices en la nota a Ñe’ê jovái (Palabra en dúo), “hablan entre sí”?

Sí, tal vez el diálogo comienza cuando se traduce, que es como un primer acercamiento a la otra lengua, pero se produce en forma más resuelta, cuando las lenguas se mezclan, tal como ocurre en nuestra vida cotidiana. En mi trabajo, este proceso se fue dando de a poco, ya que en los primeros años, traduje solo los poemas escritos originalmente en guaraní, al castellano; no se me ocurría que podía hacer también lo contrario, traducir del castellano al guaraní, hasta que un día, determinados poemas me sugirieron la idea.  Fue el momento en el cual fui tomando conciencia de que mis lenguas dialogaban entre sí, y en ese proceso, el último paso es asumir la mezcla, venciendo el prejuicio de la “lengua bastarda”, aceptar que la lengua viva no es esa materia ideal que teníamos en mente, ni está hecha a la medida de nuestros gustos. Creo que el escritor de hoy debe asumir la “el mbaipy” cultural y lingüístico y su desafío es crear una estética con esta arcilla impura, tal como lo hizo hace ya muchos años Emiliano. Hay una nueva generación de escritores que sin haber andado tanto camino, ya están entendiendo esto, y me parece muy bien.

¿Es el guaraní tu lengua materna?

Sí, yo aprendí el guaraní en mi casa, con mis abuelitos, con quienes crecí y pasé mi infancia, en la campaña, como decimos en Paraguay. No tengo formación académica en lenguas, pero con los años me volví una trabajadora entusiasta, apasionada de la lengua. Che rova atäko [soy persistente], pero añeha’ä mbarete hese [soy tenaz]…

¿Qué autores crees que influyeron más en tu obra literaria?

Cuando me hacen esa pregunta, el primero de quien me acuerdo es de mi abuelo, que no era un escritor sino un modesto agricultor, pero que cotidianamente nos contaba cuentos –a mi hermana y a mí- junto al fuego de la cocina campesina. Eran cuentos populares, que mi abuelo los contaba con una gracia muy especial, y que yo creo, sembraron en mí la semillita de la palabra, que con el tiempo yo cultivaría a mi manera. Además, todo ese tiempo inicial, de despertar al mundo, a la lengua, con esos ingredientes profundos y maravillosos que nos daba la vida campesina, cuando no teníamos televisión ni luz eléctrica y nutríamos nuestra inquietud de horizontes mirando las estrellas o persiguiendo luciérnagas por las noches… Yo creo que allí estuvo y allí estará siempre lo más hondo que me ha influido.
En un proceso posterior, puedo hablar por ejemplo de Rulfo, un autor que a mí me impactó profundamente, con esa visión poética tan tremenda, de ese lugar con el que puede identificarse cualquier lugar de Latinoamérica, donde los muertos conviven con los vivos, vivos y muertos se confunden… No sé si me influyó, pero sí que me marcó profundamente.

Aparte de la poesía, ¿qué otros géneros literarios cultivas en guaraní?

Desde hace más o menos una década, incursiono de tanto en tanto en el cuento; tengo un libro publicado en este género y una partida de textos más esperando, pero en cantidad y persistencia, la poesía le sigue ganando. Bueno, y además del cuento, he escrito prólogos y presentaciones de libros, comentarios de temas literarios, ponencias, cosas así… A un texto de largo aliento que no sea la poesía, todavía no me animo, al parecer.

En una lectura poética, te escuché decir que el signo más profundo de la poesía es el dolor. ¿Tus poemas nacen del dolor? ¿Crees que la tristeza es mejor inspiradora que la alegría?

Sí, yo siento que el dolor es el principal motor de la poesía, ese sentimiento de que somos una arenilla en el desierto, un relámpago perdido en la eternidad, capaz de percibir lo bello, capaz de percibir una vida más justa para el ser humano…, pero completamente incapaz de alcanzarla.

Hay una serie de poemas en tu antología Ñe’ê jovái (Palabra en dúo) que me gusta mucho. Se titula «Tataypýpe» (Junto al fuego). ¿Te identificas con estos poemas? ¿Cómo te surgieron, qué te llevó a escribirlos? Constituyen un canto a la infancia y a la familia. ¿Cuánto de autobiografía hay en tus poemas?

    Me nació precisamente del recuerdo de esa infancia que te comentaba más arriba, un recuerdo que siempre estará muy vívido en mí. En aquel tataypy ceniciento estuvo para mí el fuego inicial de la palabra y del mundo. Upégui che aju [de allí vengo]. Creo que ese retazo de mi vida tenía que aflorar en algún momento porque era como una deuda profunda que yo tenía con aquel tiempo. Y sí, creo que tiene mucho de autobiográfico.

¿Crees que es posible escribir sin tirar de lo autobiográfico?

Creo que no hay necesidad de “tirar de lo autobiográfico”, porque se quiera o no, eso se meterá en el texto por todos los resquicios que encuentre. Aunque creamos estar escribiendo algo totalmente alejado de nuestra vida personal, la elección de cada elemento y cada palabra estará guiada por lo que hemos vivido y aprendido… o malaprendido.

Según afirman algunos escritores paraguayos, en Paraguay, en especial en el interior del país, hay pocos lectores. ¿A qué crees que se debe esta escasez?

Seguramente se debe a una suma de factores, pero entre ellos creo que está el fracaso de la educación para acercar a los niños hacia los libros. Y seguramente tuvo que ver también la discriminación de la lengua mayoritaria; el 80% de los paraguayos fuimos alfabetizados en una lengua que no era la que hablábamos en casa, nuestra lengua materna. Actualmente se están revisando estas cosas, por suerte, se está restituyendo el guaraní a su lugar legítimo de a poco, se están revisando los métodos para promover la lectura… Y se empiezan a percibir los signos de un cambio incipiente, mejor tarde que nunca.

¿Qué consejos le darías a los jóvenes poetas que empiezan a escribir?

Si tienen una vocación profunda, seguramente que ni les hará falta consejos porque buscarán y encontrarán solos el camino. Pero de todos modos, a los tímidos o indecisos, les diría que se acerquen a la literatura con resolución, con voluntad de trabajar, porque la literatura es una aventura apasionante para bucear en lo humano, pero es un camino de trabajo, de mucho trabajo. Y les diría asimismo que se acerquen a la literatura con la apertura y la humildad para aprender algo cada día. Como suelo decir en mis talleres, hacer literatura es una búsqueda que no tiene final.


Para conocer más sobre esta escritora:

http://www.cervantesvirtual.com/buscador/?q=Susy+Delgado#posicion
http://www.portalguarani.com/394_susy_delgado.html 
https://www.youtube.com/watch?v=uI7f_tYu3Sc