El
poeta colombiano Juan Gustavo Cobo Borda (1948), bajo el título Papeles americanos (Instituto Caro y
Cuervo, 2015), reúne ensayos y reseñas sobre escritores que marcaron con sus
obras la literatura hispanoamericana del siglo XX. Este volumen, un homenaje de
un lector a los autores que más admira, es el resultado de una relectura, de
una vuelta a los grandes maestros. Un viaje literario que empieza con los
argentinos Jorge Luis Borges y Ernesto Sabato. De este último, traza su
semblanza y hace una concisa reflexión sobre su trayectoria literaria. Luego pasa
a los chilenos Pablo Neruda y Nicanor Parra. Destaca en primera línea la
influencia de Altazor (1931) en los
antipoemas de Parra. Compara a Octavio Paz y Julio Cortazar en sus centenarios,
los dos nacidos en 1914, los dos admiradores del Che Guevara, los dos apasionados
por la pintura, los dos excelentes traductores. Relee además a Carlos Fuentes,
José María Arguedas, Mario Vargas Llosa, Cabrera Infante, Ernesto Cardenal… Sobre
todos ellos escribe y reflexiona y como resultado nos ofrece una lectura amena,
no academicista. No quiere demostrarnos que es un erudito (aunque lo sea), un
maestro y un gran lector. Lo que pretende es precisamente una conversación entre
lectores para ofrecernos nuevos puntos de vistas, nuevos autores, olvidados
algunos, inolvidables otros. Rescata nombres menos conocidos, como el de Rubem
Fonseca y su obra El seminarista.
Relee las obras del brasileño Mario de Andrade, como Macunaíma, un héroe sin carácter, al que considera como un “libro
grande e inclasificable donde la selva y la ciudad son los polos de este
delirante viaje” (p. 107). Es importante subrayar además “Presencia árabe en el
caribe colombiano”, un estudio en el que rescata los nombres fundamentales de
autores colombianos de origen árabe: Luis Fayd, Meira Delmar, Giovanni Quessep,
Raúl Gómez Jattin… Menciona asimismo la presencia árabe en la vida de Gabriel
García Márquez, cuya infancia (y toda su obra) estuvo marcada por la lectura de
Las mil y una noches. “García Márquez
de algún modo tenía, en su hogar, su cocina y su lecho, una vinculación
inmediata con el mundo árabe y su cultura” (p. 130). En “El café, la
universidad de Álvaro Mutis”, Cobo Borda ofrece una breve historia de las
figuras literarias que de alguna manera se hicieron escritores y poetas en las
tertulias de los cafés bogotanos, autores como Ricardo Rendón, Luis Tejada,
León de Greiff y, sobre todo, Álvaro Mutis, una de las figuras que luego
destacaría en el exilio.
En Papeles americanos, Juan Gustavo Cobo Borda observa Paraguay a través de las crónicas de Germán
Arciniegas, cuya prosa sigue cautivando a los lectores porque “se mantiene
viva, alegre, batalladora” (p. 152). Al releer las crónicas y ensayos de
Arciniegas sobre Paraguay, Cobo Borda destaca la curiosidad de su compatriota y
sobre todo la amistad que unía a Arciniegas con el expresidente paraguayo, Juan
Natalicio González (1897-1966), que también era poeta, novelista y un destacado
ensayista. Arciniegas, invitado por el entonces presidente, llega a Asunción y
“descubre la riqueza vital y creativa del pueblo paraguayo” (p. 152).
Profundizará así en la historia del país y se maravilla con la fortaleza de las
mujeres paraguayas, que reconstruyeron el país, arruinado después de la Guerra
de la Triple Alianza. (Lo mismo le había pasado a Rafael Barrett y hace pocos
días el propio Papa Francisco enaltecía a nuestras madres).
Se
resalta la figura de un escritor metido en política, como la de Juan Natalicio
González, que no solo destaca por haber sido presidente durante cinco meses,
sino además nos recuerda a otros autores que fueron tentados y se metieron en
el mundo político (Juan Bosch, Rómulo Gallego, Vargas Llosa...).
Juan
Gustavo Cobo Borda descubre por así decirlo a Juan Natalicio González, uno de
los autores paraguayos que no solo perdurará en la historia de Hispanoamérica
por haber sido uno de los primeros escritores en ser presidente de un país
americano, sino sobre todo por su importante afán de divulgador cultural como
editor de las editoriales “India” y “Guarania”. Juan Natalicio González
“divulgó en Paraguay, Argentina y México [y en toda Hispanoamérica] los
escritos de los cronistas de Indias y los estudios de Gomperz sobre los
pensadores griegos en tres tomos y la gran historia de la filosofía griega de
Zeller en seis tomos” (págs. 153-154).
Con
este mapa literario que es Papeles
americanos, Cobo Borda nos invita a seguir su camino, a releer a nuestros
clásicos hispanoamericanos, y volver también la mirada hacia autores olvidados,
como el propio Arciniegas o Juan Natalicio González, cuya prosa también sigue
vigente y viva, aunque se haya mantenido un poco olvidada. Sin duda alguna, fue
uno de los preclaros y más lúcidos prosistas que dio el Paraguay. Rescatar su
figura siempre viene bien para hacernos recordar que tuvimos líderes con un
nivel cultural y humanista que merece nuestra admiración.