Al
final esto del calentamiento global o del efecto invernadero, de la destrucción
del planeta, nuestro hogar, es un hecho real y no simplemente la imagen que
visualizamos en una película de la guerra de los mundos. Creía yo, como la
mayoría de la gente, que era un cuento que inventaron para distraernos o para
llenar los manuales de ciencias naturales. Supongo que este clima primaveral
que tenemos hoy en Asturias en pleno noviembre, es una muestra del cambio
climático que debería preocuparnos. Lo mismo los terremotos, las inundaciones,
las sequías más atroces en lugares donde nunca llueve, etc. Todo esta
inestabilidad del planeta puede empeorar si no hacemos algo ya.
El
domingo por la noche proyectaron en National Geographic el documental Before de Flood, de Leonardo DiCaprio, en
el cual trataba de concienciar (una más del millón de voces que claman en el
desierto) de los daños que estamos causando al planeta.
No
estuvo mal el documental. DiCaprio, no solo un reconocido actor, sino sobre
todo un hombre preocupado por el medioambiente –como un Capitán Planeta y
Mensajero de la Paz–, recorre el mundo entrevistando a científicos y líderes políticos
sobre el asunto.
Hay
cierto optimismo en su mensaje: todavía estamos a tiempo de recuperar nuestro
planeta, no solo para nosotros, sino para nuestros hijos y nietos. Ellos también
podrían contemplar los mismos paisajes que hoy aún podemos disfrutar, podrán
esquiar en la nieve, pasear por los bosques, bañarse en un arroyo tropical, etc.
Y evitar así también la extinción de muchos animales, aunque algunos
inevitablemente ya han desaparecido del planeta.
Aún hay tiempo para mejorar o al menos retrasar
el apocalipsis planetario, nos dice DiCaprio. ¿Qué podemos hacer? Lo primero es
cambiar nosotros mismos –ya lo sé, suena a topicazo–, pero es algo no siempre
difícil de realizar–. Por ejemplo, podemos cambiar nuestra dieta. Consumir
pollo es menos contaminante que consumir carne de vacuno, ya que esta emite más
metano a la atmosfera, uno de los gases del efecto invernadero.
Before de Flood nos
enseña que las decisiones que tomamos en la vida marcan el destino del planeta.
Una simple acción como evitar consumir productos que contengan aceite de palma
ayudaría a evitar que se sigan talando los grandes bosques asiáticos, unos de
los pulmones del planeta y hábitat de los orangutanes. O a la hora de las
elecciones votar a un partido cuyo programa contengan proyectos de protección medioambiental,
etc. El resto se nos enseña en las escuelas: cómo reciclar y evitar contaminar
el ambiente, etc. Puede que no estemos de acuerdo a la hora de proteger a los
toros de los toreros y de las encerronas, pero de proteger nuestro aire, y
nuestra agua, nuestra casa común, en eso no podemos estar en desacuerdo. Pero
todo esto ya se nos viene contando desde hace décadas. Lo que pasa es que no
actuamos. Lo hacemos una vez y luego lo dejamos. Lo que quiere el documental es
que el cuidado y la responsabilidad medioambiental sean un hábito, una manera de
vivir.
La
imagen de Halloween que más debería aterrorizarnos es el paisaje apocalíptico
que podemos dejar a nuestras generaciones si no actuamos a tiempo.
Se puede ver el documental en:
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