El poeta Javier Almuzara (Oviedo, 1969) acaba de publicar Catálogo de asombros, (Editorial Impronta). El libro está divido en tres partes: ensayos líricos, variaciones musicales y ensayos biográficos. Javier Almuzara, a quien las musas siempre eligen, sabe tratar con mimo las palabras, y es uno de los escritores que casi habla como escribe, es decir, de maravilla. Quienes lo conocemos solemos imaginarle como un personaje de una obra de Shakespeare. De la lectura deleitosa de su libro he ido seleccionando los aforismos que copio a continuación. Confieso que esto de seleccionar aforismos es la mejor forma de participar con la obra del escritor. Yo voy coleccionando pensamientos, así aprendo de los mejores. Esta vez mi profesor se llama Javier Almuzara.
PALABRA Y OBRA
Más vale soneto esforzado que viento volátil.
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Escribir poesía es un proceso de descubrimiento.
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Un triste epílogo estropea todo el libro.
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Hay que escribir sin trabas y corregir sin piedad.
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La tinta se confunde con la propia sangre cuando la vertimos de nuestro puño y letra.
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La memoria solo convoca a la vida cuando la vida llamó a la literatura.
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La tragedia de la vida, por pequeña que sea, es épica suficiente para el canto.
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Nunca pasa nada extraordinario, pero siempre queda algo inolvidable.
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Y la poesía es el aliento creador que da vida a la prosa.
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Entonces no era ni realista ni idealista. Vivía los sueños y soñaba la realidad.
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La belleza es imperfección con encanto.
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Los libros me han acompañado siempre. En los buenos tiempos, embelleciendo mi alegría; y en los malos, enriqueciendo mi soledad con otras vidas.
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Yo nunca me baño dos veces en el mismo libro.
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Bebo por necesidad, pero me gusta quedarme con ganas por placer.
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Escribo por instinto. Al fin y al cabo nuestro más alto destino es un empeño genético: prolongar la vida, del individuo o de la especie.
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La perfección no es un punto de llegada, sino de partida.
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Quien nunca da por acabada una obra siempre termina acabando con ella.
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La comunicación inteligente suele empezar por un silencio oportuno.
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La poesía es música que piensa.
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El poeta es un instrumento, una caja de resonancia que se hace eco de sus propias pasiones, experiencias y lecturas amplificándolas.
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Escribimos contra la muerte, contra el olvido, contra la ausencia.
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Convendrá añadir que los pueblos no se distinguen por su fe, sino por la forma de tratar a quienes no la comparten.
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La pintura es la encarnación de la sombra de una ausencia. No recrea la realidad, sino su recuerdo, su fantasma.
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Al final, ese borrón de nuestra imagen, nos borra.
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Solo cuando se hace eco el silencio puede oírse el eco.
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Si el creador no ha tenido el buen juicio, la paciencia o el escrúpulo de dejar solo lo esencial, el tiempo hará juiciosamente la criba.
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Los creadores de auténtico talento suelen ser irregulares.
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Es más fácil salir de la miseria que quitársela de encima.
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En tierra de nadie todos los caminos son nuestros.
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| Javier Almuzara |
CON LA MÚSICA A OTRA PARTE
Un avión es una cruz que nos lleva al cielo.
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El camino escoge, no el caminante.
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El agua odia las líneas rectas.
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El amor y la ira nos hacen sentir vivos.
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Venecia es música celestial. Un paraíso como ese no podía estar en la tierra, así que está en el mar.
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El recibimiento de una sonrisa no garantiza la fiesta, pero nos invita a ella.
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La ambición es la altura del alma.
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Algo que no dicen las palabras puede leerse entre líneas del pentagrama.
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Una tarde, contemplando la estampa más bella, creí escuchar una gaita a lo lejos; lo suficientemente lejos para que su melodía fuese acariciadora.
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La música de Mozart armoniza nuestro asombro, es el orden del mundo posible. Vivir en esa luz es una alegría para siempre.
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Mozart no hizo música, nos hizo música.
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Las cosas buenas nos hacen falta entenderlas.
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Las musas no se acuestan con cualquiera.
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Si los sueños son mentiras, despertar es morir.
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Cuando el músico sirve a una causa más alta, qué buen criado puede llegar a ser.
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La idea no deja ser absurda cuando deja de ser idea.
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La música celestial no procede de las alturas, pero tiende hacia ellas.
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El amor es una fiesta que siempre se promete eterna, nunca dura mucho y a veces se hace demasiado larga.
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Hay quienes van a un concierto a oír sus emociones, no a emocionarse con lo que oyen.
VIDA Y MILAGROS
Crear es querer ser otro.
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El ajedrez es un duelo que hace parecer inteligentes a dos personas sin que digan una sola palabra.
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Ho hay ventura que no se tuerza ni desventura que no se acabe.
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Cuando Miguel Ángel daba vida al mármol, no solo extraía de la materia prima lo que sobraba, sino que añadía lo que faltaba: ligereza.
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Viajar en tranvía es como ir en tren sin salir de casa.
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La lectura deja en nosotros el tiempo de su sabiduría.
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La experiencia lectura multiplica nuestra experiencia vital.
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No hay más misterio que el milagro de cobrar vida cuando empiezo a leer. Y, sin salir de casa, no salgo de mi asombro.
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El viaje es el mejor narrador.
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Yo me conformo con ser feliz de memoria si no puedo aprender nuevas alegrías.
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Para la nostalgia el presente siempre está en ruinas, y sin embargo es el único lugar habitable del tiempo.
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Solo es infeliz el que no sabe lo feliz que es.
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Abre los ojos. Es el momento de estar bien vivo. Tiempo tendrás de estar bien muerto.
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El frío es la conciencia del esqueleto.
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A veces pienso que los muertos no se quejan porque solo padecen de aburrimiento.
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Vivimos para resucitar en la lectura y en la memoria de los otros.
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Mi tío Nicanor, que sabía todo lo que hay que saber para saber enseñar. Yo soy su obra. Mis poemas son sus nietos.
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¿De qué veranos vengo para tener tanta luz dentro?
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La luna es el lunar más sexy de la noche.
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