En la Librería Anticuaria de Valdés, encontré un libro titulado 101 cuentos clásicos de la China, compilado por Chang Shiru y Ramiro Calle. Uno de los cuentos, con el cual me he sentido especialmente identificado, se titula “La vela”. Nos enseña que nunca es tarde para empezar a aprender. A continuación lo transcribo:
LA VELA
Se cuenta que el noble Ping de Dsin había cumplido setenta años. Tenía un músico ciego también de avanzada edad, que además era su confidente. El noble se lamentó:
-¡Qué pena ser tan mayor! Ahora, aunque quisiera estudiar y emprender la lectura de libros importantes, ya es demasiado tarde para ello.
El músico ciego preguntó:
-¿Por qué no enciende la vela?
El noble se quedó perplejo con aquella respuesta. ¿Es que su súbdito trataba de mofarse de él? Dijo:
-¿Cómo te atreves, osado, a bromear con tu señor?
La irritación del noble era evidente.
-Jamás bromearía un pobre músico ciego como yo con los asuntos del señor. Nunca osaría una cosa tal, pero prestadme un poco de atención.
El noble se calmó, y el músico ciego dijo:
-He oído decir que si un hombre es estudioso en su juventud, se labrará un futuro brillante como el sol matinal; si estudia cuando ha llegado a una edad mediana, será su futuro como el sol de mediodía; si empieza a estudiar en la ancianidad, lo será como la llama de una vela. Aunque la vela no es muy brillante, por lo menos es mejor que andar a tientas en la oscuridad.
Ese mismo día el noble empezó a estudiar.
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