18/12/13
La alegría es por partida doble cuando descubrimos un buen libro y al mismo tiempo tenemos la oportunidad de conocer al autor de ese libro.
Esa alegría nos la ha brindado el profesor Eduardo San José. Fue él el causante de dicho descubrimiento. Me ha hecho descubrir un libro espléndido, luminoso, escrito con una prosa clara que da gusto leer. La misma fascinación sentí al leer El principito.
En el edificio histórico de la Universidad de Oviedo, comentamos esa alegría que es Andanzas del impresor Zollinger (Impedimenta, 2013), «una novela de la luz», como la llamaría Pablo d’Ors (Madrid, 1963), su autor.
D’Ors se ha tomado la molestia de venir a hablar con nosotros sobre su novela. Igual que nosotros, él está entusiasmado. Quiere saber qué pensamos sobre el libro. Y nosotros (especialmente yo) queremos saber cómo se le ha ocurrido esa historia.
Cuando Eduardo San José lo presenta, Pablo d’Ors comenta que la meta de un individuo tiene que ver con la suma y la resta. «Más con la resta».
«La identidad no se construye, sino se descubre, pero quitando cosas».
Esa humildad, esa franqueza que se percibe en sus palabras me hace bien. Yo, que siempre creí que para llegar a algo hay que sumar y sumar, descubrí que a veces es fundamental quitarnos de encima todo aquellos escombros que impiden salir al verdadero yo que tenemos dentro, que más que ayudarnos nos retrasan y nos bloquean.
Los lectores estamos de acuerdo de que su novela es optimista, religiosa. El tema de la fe en el destino está presente en toda la historia. El tema es el viaje de nuestro héroe August Zollinger, que es expulsado con amenaza de muerte. Y en su recorrido encuentra y descubre el amor, la amistad, aprende otros oficios, conoce otros mundos, se conoce a sí mismo para al final volver a casa, volver a buscar lo que siempre quiso ser, impresor de Romanshorn.
La vida es un círculo, la novela lo es también. El héroe, como Ulises, vuelve a su tierra, allí de donde partió.
¿Cómo nace un libro, una historia?
«Este libro lo escribí primero, luego descubrí la idea. No parto de una idea para escribir un libro», responde el autor. Un escritor debe partir, debe ponerse a escribir para encontrar la idea. Ir en busca de la historia. Que la inspiración te encuentre escribiendo.
«Escribir es un acto de confianza».
Si siempre creemos que no seremos capaces de escribir una historia sin ponernos a garabatear, nunca seremos realmente capaces de escribir un cuento. Algo parecido me decía mi abuela sobre la suerte. «La suerte no vendrá a ti, tienes que ir a buscarla, la encontrarás cuando estés caminando, buscándola». Pero yo nunca creí en la suerte, creo más en el trabajo.
«La escritura es más sabia que yo», nos sigue diciendo el autor. Lo escucho embelesado, como si escuchara a Platón o a Sócrates.
Deja que la escritura te guie a la historia. Te abrirá los ojos, la mente. Pero para eso tienes escuchar al silencio, porque saber escribir «es obedecer a la voz que quiere hablar», escuchar a esa voz interior. Esto me recuerda la idea platónica que decía que el poeta era solo un intermediario de las musas.
«La escritura es un acto de revelación», la literatura nos mueve, nos incita, nos desordena. «Para aclarar y educar está la ciencia».
Pablo d’Ors también nos ha hablado de la literatura de la luz, dice que hay poca literatura de este tipo. Todo porque «el mal es ruidoso y el bien, silencioso». Hay poca literatura de la luz porque es difícil de ver, aclara.
«La literatura nace en la literatura». Las historias, los personajes, el escenario le surgen en plena lectura de otros autores. A mí, y seguro también que a muchos otros, me surgen las historias (aunque a veces no las escriba) cuando estoy leyendo un libro. Pero también cuando converso con algún amigo, con mi mujer, cuando veo la tele, en fin, cuando estoy viviendo. Diría que leer literatura es vivir.
Pablo d’Ors nos comenta que escribió este libro cuando era profesor de dramaturgia en la Universidad Complutense en Madrid. Y como un niño nos dice: «mi escritor favorito es Kafka».
Por último me quedo con una frase que es la que más me ha gustado: «La búsqueda de la excelencia estimula». Sin duda alguna, llegar no es más excitante que el recorrido.
Andanzas del impresor Zollinger es una novela que nos ilumina, nos anima a luchar por lo que queremos ser. Como diría Javier García Rodríguez hablando de David Foster Wallace: «es de los pocos creadores cuyas obras nos permiten decir que llegamos a ellas uno, y cuando salimos de ellas somos otro». Lo mismo diría yo de la obra de Pablo d’Ors.
gracias Christian por compartir tan rico material, y es asi tal cual!! Mara Villalba
ResponderEliminarGracias a ti, amiga Mara. Me alegra que alguien de Paraguay comente el blog.
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