viernes, 7 de marzo de 2014

Una joya que nos invita a abrir los ojos para ser felices

Mucho de bueno ha de tener una película que viene mezclada con versos machadianos, música de los Beatles, una huida hacia cualquier parte y unos días llenos de luz, como Vivir es fácil con los cerrados (2013), la última película de David Trueba, ganadora del Premio Goya 2014.
Una película que está hecho de sueños, el sueño del profesor de inglés Antonio Sanromán (Javier Cámara) de conocer personalmente a John Lennon, que viene a rodar una película en España. Antonio tiene que dejar su clase y viajar desde Albacete hasta Almería. A él se une Belén (Natalia de Molina), una chica que escapa de un pasado que trae consigo misma, y Juanjo (Francesc Colomer), un chico que huye de su casa porque ha discutido con su padre al no querer cortarse el pelo.
Ambientada en los años 60, en plena dictadura, la película nos muestra los temas de esa época, la poca libertad de la mujer, las escasas oportunidades de los jóvenes que deben buscarse la vida fuera de casa, y también la posición de los profesores, fundamentales a veces para algunos estudiantes. Maestros como  Antonio, con una filosofía machadiana y por qué no decir republicana, que enseña inglés, que nunca se rinde, que es optimista ante la vida, que piensa que a veces es mejor tener malos profesores porque te dan más oportunidad, y no te cortan las alas. Un profesor que por amor a la educación ha de hacer un viaje que podría costarle el puesto en la escuela, pero se arriesga porque sabe que es la única oportunidad que tiene.
Las escenas perfectas del viaje a Almería, de las carreteras vacías, ilustran la soledad, la incertidumbre del porvenir.
El público puede encontrar en la historia todos los ingredientes para enriquecer el espíritu. La película tiene escenas que nos hacen reír, otras que nos hace rabiar, otras que nos hacen llorar, otras que nos motivan a luchar, a no rendirnos ante las barreras de la vida. El profesor Antonio es un claro ejemplo de que las oportunidades hay que ir a buscarla fuera de casa, sabe que debe hacer un largo viaje por conseguir hablar con Lennon, cuyas canciones utiliza como apuntes para enseñar inglés a sus queridos alumnos.
Cuando salimos de la sala de cine seguimos escuchando en nuestra mente la palabra “Help” de John Lennon que grita Antonio cuando vuelve a casa con las notas de su inspiración. Con esta película aprendemos que “los caminos se hacen al andar”, que el placer y la aventura están en el viaje. Como la vida misma, un viaje lleno de escenas alegres y tristes es esta película.

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