martes, 31 de mayo de 2016

Las breverías de Aitor Francos

Aunque Aitor Francos ya había ofrecido en revistas algunas muestras de su capacidad aforística (como la aparecida en el número 5 de Anáfora), Fuera de plano (Cuaderno de Vigía, 2016) es su primer libro de aforismos y ha sido premiado con el iii Premio Internacional José Bergamín de Aforismos, el único concurso de este género que  se organiza en España.
Están en auge los libros de aforismos. Impulsado quizás por las redes sociales, este género goza al parecer de muy  buena salud. Pero, como en todas las cosas, muchos son quienes lo cultivan, pero pocos los aforistas que nos logran convencer. Para ser un buen aforista se necesita muchos ingredientes para no cansar con lo monótono. Gusta al lector la variedad temática, lo irónico, lo poético, lo chistoso —pero sin pasarse—, lo inteligente —sin pretender ser filósofo—, lo anecdótico, etc.
Aitor Francos ha entrado con buen pie en estas breverías. Maneja muy bien los trucos, las técnicas y el arte de los aforismos, en los que descubrimos al poeta, al lector, al crítico, al observador de la sociedad, al ser humano, preocupado por la literatura, pero también por lo social, por la política incluso. En algunos casos, los aforismos de Aitor Francos son una confesión al lector. Y no pretende ser moralista en ningún momento. Solo busca ofrecer un punto de vista distinto a los demás.  
Destaca la variedad temática del libro. Abundan los aforismos donde se reflexiona sobre la poesía. Aitor Francos es, ante todo, poeta. En su libro Las dimensiones del teatro, se puede encontrar algún que otro verso aforístico. En Fuera de plano, el autor nos ofrece todo lo que piensa sobre la poesía. Podríamos seleccionar lo que escribe sobre este género y tendríamos su poética y los principios fundamentales. Cito algunos: “La poesía es la esterilización de la realidad”, “La poesía que dice lo que es, especula”, “En poesía las cosas hablan como en una confidencia policial”. Para el autor, la poesía es el fin y no el medio del quehacer literario, es lo que más le motiva escribir.
En algunos aforismos, se deja traslucir la vena crítica de Aitor Francos: “Hay poetas que consiguen lo imposible: borrar la poesía del poema”. Lástima que no nos diga quiénes son esos poetas. Reflexiona asimismo sobre el propio acto de la escritura: “Saber lo que no hay que escribir es una forma superior de corrección”. O este otro: “Escribir es como buscar a un prisionero en un espejo; cuando lo encuentras no tienes posibilidad de liberarlo”.  
Destaca en sus aforismos la presencia de la palabra “espejo”, sobre la que el poeta reflexiona bastante. Y es que nuestro autor no duda en observarse a sí mismo. Se deja ver que en el acto de razonar hay una forma contemplación del yo, o más bien, una forma de diálogo con nuestra conciencia que es otra forma de mirarse uno mismo: “Mantenía tal devoción por los espejos que su doble ya había solicitado una orden de alejamiento”. Tiene que ver con el juego de espejos también lo paradójico de algunos de sus aforismos: “El lector que sabe lo que busca es ese que aún sigue buscando”.
Aitor Francos sabe que lo mejor de la lectura y del viaje es la lectura y el viaje mismos. Al final, la presencia de los espejos no es más que una forma de buscar un punto de vista distinto.
La variedad temática, el tono irónico, la inteligencia clara, aunque a veces nos parece algo rebuscadamente filosófico y místico (“Hay dos posibilidades de llegar a la luz, no viendo lo claro y no viendo lo oscuro”). En estos casos nos apresuramos a saltar de línea.  
Como en todo libro aforístico, también en Fuera de plano encontramos aforismos sobre aforismos: “Los aforismos son como granos de maíz echados en una sartén con aceite hirviendo. Sabes que antes o después algunos de ellos van a saltar a tus ojos en forma de palomitas, y que otros no explotarán y quedarán tristemente quemados”. Pero lo mismo podríamos decir de otros géneros. En el caso de Aitor Francos, de la sartén de Fuera de plano podemos asegurar que la gran mayoría explotarán hechos palomitas y dejarán en el paladar y en la inteligencia un buen sabor.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario