La
presencia de la literatura paraguaya en publicaciones internacionales está
ganando espacio. En este siglo XXI, al menos, se ve el interés hacia nuestros
poetas por parte de otros países, en especial de España. La presencia de
autores paraguayos en las antologías importantes solía ser escasa y también,
comparado con los de otros autores hispanoamericanos, los estudios sobre sus
obras solían ser escasos.
Pero
esta ausencia parece ir quedando atrás. En este nuevo siglo, las letras
paraguayas van ocupando el lugar que le corresponde. El milagro de que nuestras
letras lleguen a ver la luz en este siglo se debe al papel fundamental de las
nuevas tecnologías que facilitan a los críticos buscar nombres nuevos, desconocidos,
olvidados, para sus publicaciones. Pese a que las editoriales paraguayas no
consiguen despegar y renovarse comercialmente para ofrecer sus productos a todo
el mundo, algún que otro eco traspasa las fronteras de nuestra tierra y llega,
gracias a Internet, a los oídos de los estudiosos.
El
caso es que acaba de aparecer Poesía soy
yo. Poetas en español del siglo XX
(1886-1960), publicada por la editorial Visor. Una antología preparada por Raquel Lanseros y Ana Merino, en la que recogen una muestra de
la poesía que escriben las mujeres de los países de habla hispana. Para las
antólogas es “imprescindible el trabajo de rescate y visibilización” de las
poetas. Quieren contribuir a la “mayor divulgación de la obra de sus autoras,
así como a instigar a la investigación y descubrimiento de otras muchas” (pág.
10). Y esta vez sí, podemos abrir el
libro de casi mil páginas, e ir al índice de autores –de más ochenta poetas– y
buscar y encontrar, por fin, no una sino dos autoras de nuestra tierra: Josefina Plá y Renée Ferrer. Sonreír entonces y continuar
leyendo, maravillado por la variedad de voces, de tonos, de autoras. Esta antología
ofrece sin duda alguna una muestra de la gran variedad de poetas, desconocidas
y olvidadas algunas, que en esta publicación resuenan con una fresca y renovada
voz. Merece ser subrayado que nuestras poetas se codeen con poetas como Delmira Agustini, Gabriela Mistral, Juana de
Ibarbourou, Violeta Parra, Gloria Fuertes, Ida Vitale, Claribel Alegría
y tantas otras que enriquecen y elevan la literatura escrita en español.
Aunque
Josefina Plá nació en Isla de Lobos (España) en 1903, desarrolló toda su
actividad artística en Paraguay, donde vivió desde 1927. Es considerada como la
madre de la literatura moderna paraguaya, en especial en el ámbito poético. Su
labor artística abarca muchas facetas, desde el periodismo, el teatro, la
traducción, el ensayo (destacan los trabajos en defensa del guaraní y la mujer),
hasta las artes plásticas. Falleció en Asunción, en 1999. Su influencia en la
cultura paraguaya es equiparable a la del Rafael
Barrett. Los dos tuvieron el mismo destino de desarrollar sus carreras
literarias en tierras paraguayas. Sus obras siguen enseñándonos, siguen vivas.
Tuvimos suerte los paraguayos de tener tan buenos maestros. Copio “Libre”, uno
de los poemas de Plá seleccionados en Poesía
soy yo:
Libre para nacer sin elegir el
día
libre para besar sin saber el
por qué esta boca y no otra
libre para engendrar y concebir
lo que ha de traicionarte
libre para pedir lo que después
te será inútil
libre para buscar lo que mañana
ya no tendrá significado
libre para morir sin elegir el
día
libre para pudrirse sin escoger
el sitio
libre para volver al polvo sin
memoria
libre para seguir el rumbo de la
raíz pequeña
libre para mirar al sol que no
te mira
Libre para nacer sin elegir el
día
Renée Ferrer (Asunción, 1944) no solo es una
poeta de renombre, sino también destaca como narradora y dramaturga. Es posible
acceder a gran parte de su obra literaria visitando la página www.cervantesvirtual.com, donde además
se pueden leer libros de otros autores paraguayos, como Elvio Romero, Susy Delgado,
etc.
La variedad temática caracteriza a
la obra poética de Renée Ferrer. El tema del amor, el paso del tiempo, la muerte
alterna con reflexiones sobre la guerra y las injusticias humanas, como se
puede ver claramente en su último libro de poemas Ignominia – Tras las huellas del holocausto, publicado en España
por la editorial Torremozas, en el 2015. De este libro es el poema “Dame la
mano”, que se recoge en Poesía soy yo,
y que narra el viaje, el definitivo viaje hacia la luz de una niña, acompaña
por un ángel. Llaman también mi atención los poemas “No soy como quisiera” y
“Limpieza”. Escribió asimismo poemas para niños. Yo, especialmente, recuerdo
que en mi infancia había leído en algún suplemento escolar, publicado en un
periódico, un poema infantil titulado “Pildoritas”, y que copio aquí:
Las
estrellas brillando
están
en el cielo;
los
niños en sus cunas,
duermen
sus sueños.
Una
flor muy temprano
se
levantó;
me
susurró al oído:
el
sol salió.
En
la mesa las tazas
del
desayuno,
esparcen
en el airecintas de humo.
Mientras
mamá prepara
para
comer,
panecitos
de azúcar,
manteca
y miel.
Sí, la
poesía paraguaya está abriéndose camino, pese al mar que no le llega, pese a la
tierra que le rodea, pese a los pocos lectores que la leen. La poesía paraguaya
se sacude del olvido y el silencio y se abre camino en gran medida gracias al
esfuerzo de antólogas como Raquel Lanseros y Ana Merino. ¡Gracias!
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