Una
de las ventajas de viajar por el mundo es que hoy en día el mundo es pequeño y
todos los caminos conducen a casa y en cualquier parte puedes encontrar a gente
cercana a ti, a gente a quien le gusta lo que haces. Los paraguayos, aunque no
seamos demasiado, nos hemos esparcido por el mundo, como semillas que el país expulsa
en el aire. Y con nosotros hemos traído lo nuestro, nuestro idioma, nuestros
dos idiomas: el español y el guaraní. Nuestra guarania y nuestra polka, nuestra
polka jahe’o y el arpa que siempre
cautiva. Nuestras galoperas que con “sus cántaros de amor” nos sacian la sed
tan lejos de nuestra tierra. Pero también hemos traído con nosotros lo
artesanal, el a’o po’i, que vestimos
orgulloso; el Ñandutí, un símbolo que nos une a todos en una red invisible,
tejido con las manos de penélopes, que esperan siempre, como en Ítaca, nuestro
regreso. Todo esto ofrecemos al mundo. Pero la literatura paraguaya es la que
menos llevamos con nosotros. En Paraguay también tenemos buenos artistas en
este campo. Tenemos nuestra poesía guaraní. Desde que León Cadogán volvió del
monte y nos trajo el Ayvu Rapyta (El
Fundamento de la palabra), hemos vuelto a recuperar la verdadera poesía
guaraní, la que nace de la misma música, de la misma oración que cantaban los
guaraníes a la naturaleza, la que está cargada con bellas sugerencias
ancestrales y verdaderas y originales metáforas. La poesía guaraní ha renacido
y quiere fortalecerse. Pero necesita voz, necesita lectores. Ñamoñe’eva’era jaha jahápe ñane ñe’ê.
Nosotros debemos ser los divulgadores de nuestra literatura, los mejores
conocedores a ser posible. Debemos esforzarnos. Si no nos gusta la literatura,
intentemos aprender nuestro idioma. Jareko ko’ape Luisa Pereira-pe ñanembo’ehagua.
En
estos días estuve releyendo el libro ¿Para
qué sirve realmente la Ética?, de Adela Cortina (Paidós, 2013). Un libro
fundamental en estos tiempos de disturbio y malestar sociológico. Os lo
recomiendo. Una de las ideas que más me ha llamado la atención y me ha hecho
pensar dice: «Tampoco está de más aprender a hablar y escribir para poder
expresar lo que se lleva dentro, no sea que en la vida corriente acabemos
diciendo como en la escuela “me lo sé pero no lo sé decir”» (pág. pág. 102).
Adela Cortina se refería a los distintos tipos de libertades que ha conquistado
el ser humano. Estoy completamente de acuerdo con ella, la ignorancia, el
analfabetismo son una forma terrible de opresión. No saber escribir, no saber
expresar lo que uno piensa, lo que uno lleva dentro (sus ideas, sus emociones,
sus malestares) es una forma de cárcel. Es como si tuviéramos la boca cosida y
las manos del pensamiento atadas. La incapacidad de expresión afecta a todos
los niveles sociales, pero en especial a la clase más pobre. Adela Cortina
explica que esta especie de parálisis expresiva no se “debe a una incapacidad
genética, sino a falta de esfuerzo”.
Muchos
no tendremos la suerte de nacer en una cuna con la vida y el futuro resueltos,
no hemos ido a buenas escuelas, si es que al menos hemos podido ir a la escuela.
Pero tenemos la suerte hoy de estar en un país que nos puede ofrecer muchas
posibilidades para mejorar. Eso debería motivarnos para mejorar nuestro nivel
de vida, nuestra formación. Como dice, Adela Cortina, la libertad se conquista.
La facultad de poder hablar y escribir correctamente es la base de la libertad
de expresión, por tanto, de la literatura.
En
nuestro país. tenemos la suerte de poder expresarnos en dos idiomas: el guaraní
y el español. Tenemos así más posibilidades. Pero eso nos exige también un
esfuerzo extra para mejorar nuestra expresión, tanto en lo hablado como en lo
escrito. Debemos exigirnos aprender bien tanto el español como el guaraní, para
poder expresar a todo el mundo lo que somos, lo que pensamos, etc. Así nos
entenderán mejor y nos conocerán mejor. Y que nadie me diga que con el guaraní
no podemos expresar las ideas más nobles y científicas. Como el español, el
guaraní es una lengua viva, capaz de adaptarse, de evolucionar a la par que
nuestra sociedad y con la cual podemos expresar lo inexpresable. La poesía más
bella resuena en este idioma.
De
ahí la importancia de la lectura. Que no digan de nosotros que somos tímidos,
porque somos sociables, solo que muchos no podemos expresarnos bien. Y no hace
falta ser escritor para saber escribir bien, ni ser político para saber hablar
bien. A nuestra gente todavía le falta un poco para conquistar una de las
libertades de la que hablaba Adela Cortina en su libro: la libertad de
expresión. Por eso debemos esforzarnos en aprender bien nuestros dos idiomas.
Queridos
amigos y amigas, hoy me siento feliz de estar aquí. Creo que en esta vida he aprendido que el trabajo es el secreto para
conseguir los sueños. Bueno, trabajo y un poco de inteligencia y buena
organización y un poco, solo un poco, de suerte. Y que las decisiones que uno
toma en la vida pueden marcarlo todo. Por eso es bueno tener presente qué es lo
que uno quiere ser el día de mañana. Los sueños crecen en secreto, poco a poco,
y como las gotas de agua que caen en un vaso, nos van llenando. Yo soñaba de
pequeño con leer libros, y hoy leo un montón de libros, tengo una biblioteca en
el barrio donde vivo, a doscientos metros de mi casa. Y creo que estoy
aprendiendo a escribir. Puede que un día escriba un gran poema, o un gran
relato. Ojalá. Otro de mis sueños era ir a la universidad. Para mí era el sueño
más imposible de todos. Pero hoy estoy acabando una carrera. Yo soñaba con
conocer Valencia algún día. Ahora mismo estoy en el corazón mismo de Valencia
con personas que me hacen sentir feliz. Los sueños son importantes en ese
sentido, porque nos guían. Pero vuelvo a reiterar, el esfuerzo es la base de
todo. Muchas gracias.
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